EL PAíS
› EL GOBIERNO SEDUCE A LOS RADICALES PARA PELEAR CAPITAL Y SANTA FE
Compaligionarios o corrempañeros
Si Cristina Fernández no compitiese en la provincia y Kirchner tuviese que acordar otro candidato con Duhalde, el Gobierno intentaría obtener otras victorias en distritos importantes para “empatar” la situación. Para ello está induciendo a la UCR a que se presente sola y, así, succionar votos que de otro modo tributarían a los adversarios de la Casa Rosada. La opción Olivera en Capital.
› Por Sergio Moreno
En materia electoral, nada está cerrado hasta que se cierra. Para eso, cerrar, definir candidaturas, armar listas, falta un tiempo más que holgado. Pero los primeros movimientos de ciertos actores vitales, cual ley de la física, generan reacciones. La chance –adelantada en esta columna– de que Cristina Fernández de Kirchner (CFK) no compita por una banca de senadora nacional por la provincia de Buenos Aires hizo crujir los dientes a más de un dirigente. Por lo pronto, hay en la Casa Rosada quien ha comenzado a mover la mesa de arena construyendo alternativas que den rédito al Gobierno. Una de ella contempla “engordar” a la Unión Cívica Radical, para que se presente con lista propia en algunos distritos importantes que el Gobierno quiere –y dice tener posibilidad de– ganar: la Capital Federal y Santa Fe. Dicho esto, vale aclarar que el retiro de la dama del territorio bonaerense no está aún definido.
Este diario adelantó el martes pasado la posibilidad de que CFK no compita en territorio de Eduardo Duhalde. La decisión del presidente Néstor Kirchner era jugar a su dama en Buenos Aires y establecer una cabeza de playa que permitiese, con el tiempo, modificar el escenario provincial y al anquilosado peronismo bonaerense. En la cabeza de Kirchner –excepto en un momento de alta tensión a principios de 2004– siempre estuvo la idea de acordar con el caudillo de Lomas de Zamora ese desembarco. Duhalde mismo no era esquivo a tal ingeniería.
Pero CFK esmeriló los anhelos del Presidente: la senadora no quiere exponerse a una campaña como la que implica un territorio tan vasto, complicado y lleno de enemigos predispuestos a las zancadillas. Duhalde anunció a su tropa hace 15 días, en una cena en la quinta Los Caudillos que Hugo Toledo tiene en Ezeiza, que él arreglaría las listas de diputados nacionales, 50 y 50, con el Presidente, y que su mujer, Hilda “Chiche” Duhalde, podría ser senadora. En ese encuentro, en el cual el ex presidente marcó una raya en la arena a sus propias cohortes –tan dadas a las vehemencias–, Duhalde terminó su arenga con una frase inquietante que deja el escenario abierto: “Si nos llegase a hacer falta Cristina, la traeremos a Cristina”.
Hipótesis al margen, ahora el remanido desembarco de CFK allende la General Paz está stand-by y la calesita de los nombres, posibles reemplazantes de la primera dama, gira y gira. Se ha hablado de que el ministro del Interior, Aníbal Fernández, podría ser uno de los candidatos (él mismo aborrece la idea), y esta semana se agregó el de otro dirigente que no tendría costo a la hora de negociar, debido al “doble sombrero” que lleva: José María Díaz Bancalari, un duhaldista que funge de soldado disciplinado del Presidente manteniendo, manu militari, la conducta del turbulento bloque de diputados nacionales del PJ. El Mono, como suelen llamarlo, podría cambiar de Cámara legislativa de la mano de Kirchner y Duhalde.
Empardar
Esta situación de indefinición en la provincia más populosa del país enfervoriza los pensamientos de los arquitectos electorales del Presidente. “Tenemos que mostrar triunfos propios, para que el triunfo nacional sea leído como una victoria del Presidente”, reflexiona uno de tales constructores ante Página/12. “Si el arreglo en la provincia de Buenos Aires resulta nebuloso, y aparece como un acuerdo forzado con Duhalde, nosotros tendremos que ganar otros distritos para empardar”, abunda la fuente.
–¿Qué distritos? –quiere saber este diario.
–Capital Federal y Santa Fe –responde el hombre, detrás del escritorio en su despacho de la Casa Rosada.
El segundo y el tercer distritos electorales del país tienen realidades políticas bien disímiles, pero en ambos el patagónico debe vencer varias barreras. En Santa Fe disputarán el peronismo y el socialismo por el primer puesto. El peronismo es conducido por Carlos Reutemann, aliado ocasional del Presidente, en una provincia gobernada por Jorge Obeid, más cercano al patagónico pero inerme ante el poder de fuego del ex piloto de F1. Además, el candidato socialista, Hermes Binner, es simpático al pensamiento presidencial, pero el ex intendente de Rosario es bombardeado permanentemente por su camarada y titular del Partido Socialista Popular provincial, el senador nacional Rubén Giustiniani.
En la Capital el cuadro es más conocido. Kirchner jugará con un hombre propio para saltar por encima del efecto Cromañón. Habrá que ver cómo derramó la tragedia en la sociedad porteña para octubre.
La movida que ya está en marcha en los dos distritos tiene un factor común: la UCR. El Gobierno ya ha enviado trujimanes a negociar con los radicales santafesinos y algunos porteños. La idea es que el radicalismo se presente en ambos distritos y haga campaña como UCR, lejos de alianzas con algún candidato que pueda quitar caudal electoral a los pupilos de la Casa Rosada.
En Santa Fe, el gobierno nacional está desplegando una campaña de seducción sobre un grupo importante de intendentes y dirigentes. Luis Alberto “Changui” Cáceres quedaría afuera de esta entente, debido a su voluntad de reconstruir alguna alianza con el socialismo.
“Los vamos a ayudar desde acá a hacer campaña”, dijo uno de los ingenieros electorales del Gobierno a este diario. Y abundó: “Si el radicalismo quiere seguir siendo un partido nacional debe crecer. Lo de Gerardo Zamora (en Santiago del Estero) les ha venido bien. Rozas (el titular de la UCR) está convencido de que deben ir solos en todos los distritos. Lo estamos hablando y él está de acuerdo con esta idea”. El hombre del Gobierno sigue con su hilo argumental que, sostiene, es compartido por varios de sus amigos radicales. “La UCR tiene ahora siete gobernadores. Si quiere además volver a ser segundo partido nacional, debe jugar fuerte y diferenciarse. En estos sitios, vamos a ayudarlos”, categoriza.
La estrategia santafesina cierra con el hombre bendecido por el Presidente para pelear con sus colores la senaduría nacional, el actual ministro de Justicia, Horacio Rosatti, uno de los pocos peronistas santafesinos que apostó a Kirchner cuando este tenía tres por ciento de intención de voto.
El regreso
En la Capital el escenario no es tan adverso para el oficialismo como podría haberlo sido tras la horrible tragedia de Cromañón. Los sondeos que se piden semanalmente desde Balcarce 50 indican que, punto más punto menos, los tres candidatos más importantes se dividen el electorado alrededor del treinta por ciento cada uno. Quien suele ser medido como candidato del Gobierno es el canciller Rafael Bielsa, el oficialista mejor posicionado en los sondeos. Elisa Carrió y Mauricio Macri son los otros dos. El Gobierno trabaja para que haya un cuarto en discordia y apunta a que la UCR ocupe ese sitio. “Los radicales deben rearmarse detrás de alguien que tenga chances de reconstruir el partido y de obtener una elección decorosa en un distrito que gobernaron y del cual desaparecieron”, colige un hombre del Gobierno ante Página/12.
–Y ese sujeto, ¿quién es? –pregunta este diario.
–Enrique Olivera –dice el funcionario, sin titubear.
La verónica guarda la misma lógica que para Santa Fe: que la UCR se presente sola y succione un porcentaje de los votos de los adversarios del oficialismo. En el escenario porteño, Olivera rescataría muchos votos radicales que hoy tributan a Carrió, Macri y Ricardo López Murphy. “En un empate de 30, 30 y 30, si la UCR araña cinco a cada uno de los otros,nosotros pasamos al frente. No es imposible”, se ilusiona un embajador presidencial ante los radicales. La faena está comenzando a ejecutarse y quedan cientos de charlas por concertar hasta que la breva madure. Veremos si lo consiguió para octubre, que es primavera.