“No voy a renunciar a la Comisión de Legislación General. Me van a tener que destituir”, afirmó ayer la senadora puntana Liliana Negre de Alonso. El miércoles pasado, en medio de la sesión de la Cámara alta los dos legisladores por San Luis habían informado su separación del bloque peronista. La puntana ocupa la titularidad de la estratégica comisión por su pertenencia a la bancada de la mayoría. Es de pura lógica que el oficialismo le reclame ese lugar. “No es nada personal, pero la presidencia tiene que ocuparla alguien identificado con la mayoría”, adelantó a este diario un importante legislador del partido de gobierno. Más que latente, el conflicto está lanzado. Dependerá de la sanluiseña si es de baja intensidad. Reclamar su lugar, para el PJ es un mero trámite, una burocrática nota interna.
“No se entendería que la presidencia de esa comisión quedara en manos de un bloque de tan sólo dos senadores. Hasta la UCR tendría más autoridad para solicitarla”, dice el peronista consultado por Página/12.
“Me desempeñé correctamente al frente de la comisión. Podrán reclamar mi renuncia si consideran que hay causas que lo ameriten. Pero no las hay”, desafía Negre de Alonso. Para la legisladora, que la mayoría reclame su asiento en la titularidad de legislación general sería un acto discriminatorio contra San Luis. Cuando se le pregunta qué motivos habría para la discriminación, señala que “el Gobierno sanciona a los exitosos y a los cumplidores, mientras ayuda a los que tiraron manteca al techo”.
Desde que Adolfo Rodríguez Saá se alineó en la interna partidaria con Carlos Menem, la escalada de los senadores de San Luis en el Senado fue paulatinamente en ascenso. Su ruptura con la bancada del PJ fue un hecho previsible. Antes había abandonado este bloque Eduardo Menem. “Hemos empezado un diálogo para actuar en conjunto”, afirma Negre cuando se la consulta por la posibilidad de que tanto su bloque como el de Menem participen de un interbloque.
La puntana también adelantó que no se piensa desafiliar del PJ. La continuidad de su compañero de bancada, Raúl Ochoa, está por definirse. Pero no ya en el bloque sino como miembro del Senado. El senador está a punto de enfrentar un juicio oral acusado de haber votado en dos ocasiones en las elecciones que precisamente lo consagraron en el año 2001. Más allá del avance de la causa judicial, la mano de la política también le dio un empujoncito. Es un secreto a voces el malestar de la gobernación puntana contra el hermano de Ochoa, un funcionario del Poder Judicial que se habría cruzado con los intereses de los Rodríguez Saá en más de un expediente.