EL PAíS
› BAJO EL PRECIO DEL GASOIL PARA PODER
IMPORTAR SIN IMPUESTOS. SHELL, POR AHORA, NO SE MUEVE
Cuando el tigre de Esso se cortó las uñas
Después de varias semanas de boicot y algunas medidas complementarias, Esso dio marcha atrás con el aumento del gasoil, pero no con el de las naftas. Es para poder beneficiarse con la exención de impuestos a la venta de gasoil importado.
› Por Raúl Dellatorre
Esso anunció que bajará el precio del gasoil, con lo cual el valor del combustible vuelve a ser, a partir de hoy, el que había estado vigente hasta el 10 de marzo último. El Gobierno celebró la noticia como una victoria, porque además la empresa norteamericana se suma a las que ya han anticipado su decisión de importar gasoil para cubrir las necesidades adicionales de la demanda entre abril y julio. Esso justificó la rebaja en la necesidad de poder cumplir con los requisitos para importar gasoil sin impuestos y “abastecer la demanda durante la parada técnica de la refinería de Campana”. Tanto Esso como Petrobras y Repsol YPF tienen gasoil navegando en buques que tienen por destino puertos argentinos. Shell, en tanto, informó anoche extraoficialmente que “no está descartado bajar los precios, pero si los subimos cuando el barril de crudo estaba en 55 dólares y hoy (por ayer) llegó a 58, por ahora no hay razón para hacerlo”.
Abastecer la mayor demanda de gasoil en invierno, por la falta de gas natural para las centrales térmicas y por las necesidades del transporte y la maquinaria agrícola en la cosecha gruesa, este año les saldrá caro a las petroleras. Esto es así porque la capacidad de las refinerías es insuficiente para cubrir la demanda entre abril y julio, y lo que en otros años se importaba esta temporada saldrá mucho más caro, por la suba espectacular en los precios internacionales del crudo y sus derivados. El petróleo llegó ayer a tocar un nuevo record (el WTI superó los 58 dólares por barril, aunque cerró un poco más abajo) y el gasoil alcanzó nuevos valores máximos en Nueva York. Con estos valores, traer gasoil importado cuesta, ingresado a plaza, casi 1,80 pesos por litro, contra 1,42 pesos al que se vende en el mercado interno.
La ley por la que se autorizó la importación de gasoil sin pagar el impuesto a la transferencia de combustibles y la tasa del gasoil (o el impuesto que la sustituya) entre abril y julio, junto a la resolución que la reglamenta, establece que sólo podrán acceder al beneficio las petroleras o comercializadoras que mantengan hasta el 31 de julio el precio vigente al 28 de febrero. Fue un mensaje con destinatario, del Gobierno hacia Shell y Esso, que habían dispuesto aumentos en las naftas y el gasoil entre el 8 y el 11 de marzo. La exención de dichos tributos es para un cupo máximo de 500 mil metros cúbicos, que se asignarán en función de las proporciones importadas el año pasado (300 mil) o por licitación (los 200 mil restantes más el remanente del cupo anterior).
Los cupos preasignados por la Secretaría de Energía, conforme a lo importado el año pasado, son, en cifras aproximadas, 120 mil metros cúbicos para Esso, 120 mil para Petrobras, 45 mil para Shell y los restantes 15 mil para empresas comercializadoras. El juego de pinzas que instrumentó el Gobierno consiste en que, mientras por un lado condiciona el beneficio impositivo a la política de precios de cada empresa, por otro amenaza con sancionar a quienes desabastezcan el mercado. Es decir, a quien baje la oferta con respecto a lo entregado el año pasado.
Por el enorme cupo de importaciones del año pasado, Esso prácticamente quedó obligada a importar, aunque fuera a pérdida, para atender a su porción del mercado. Ayer informó, por nota al subsecretario de Combustibles, Cristian Folgar, que “al solo efecto” de poder acceder a las facilidades de importar sin impuestos, “a partir de la 0 hora del día 5 de abril daremos cumplimiento a lo descripto en el Art. 1º de la Resolución 611/05”, es decir, retrotraer el precio del gasoil para el mercado interno a un nivel “no mayor al vigente el 28 de febrero” pasado. En virtud de ello, solicitó que se autorice “en forma urgente” la descarga de hasta 26.000 metros cúbicos de gasoil en la terminal de Puerto Galván.
Shell, en cambio, tiene un cupo muy inferior y además viene demorando la parada técnica de su refinería (Dock Sud), por lo que no se descarta que esté jugando a abastecer el mercado con una mayor oferta de producto nacional y esperar hasta el límite para importar más adelante, quizás especulando con que los precios internacionales bajen. De cualquier forma, mañana Shell deberá tomar alguna definición: vence el plazo para la primera presentación de pedido de cupos de importación, y sólo podrá anotarse si baja el precio del gasoil al nivel del 28 de febrero pasado: 1,419 pesos contra 1,479 actual. Mañana, Shell define: baja los precios o decide no importar. Hasta anoche, voceros de la empresa aseguraban no estar escondiendo la información, sino que la decisión no estaba tomada aún.
Aunque se trate de empresas no integradas (Esso y Shell no producen petróleo en el país), la realidad es que sus importaciones de derivados a precios internacionales no son totalmente a pérdida. En definitiva, le compran a una filial de la misma empresa que sí está integrada y, en todo caso, lo que paga de más la sucursal argentina lo cobra de más otra filial que le vende. Para los números consolidados de la casa matriz, la operación no es tan ruinosa. Por otra parte, al ser grandes productoras de crudo en el mundo, a los valores actuales a Shell y a Esso el negocio les está resultando tan altamente rentable en la producción (upstream) que compensan sobradamente los números en rojo que puedan surgir de alguna filial (por ejemplo, Argentina) por refinación y comercialización (downstream). El Gobierno lo sabe, por eso también juega a arrancarle una porción de esa renta extraordinaria en favor del mercado interno.
Hasta aquí, la estrategia oficial parece estar dando resultados. Congeló el precio de los combustibles en los niveles de agosto del año pasado (después del último aumento aplicado por las cuatro compañías) y viene asegurando el abastecimiento de gasoil para la cosecha gruesa. El paso dado ayer por Esso fue juzgado como un nuevo avance, aunque mantenga el aumento en los precios de las naftas. Ahora esperan por Shell. Se sabe que esta empresa no oculta su disgusto con sus colegas, a las que les imputa haberla “dejado sola” y enfrentada con el Gobierno. A tal grado habría llegado la irritación que Juan José Aranguren, titular de la petrolera angloholandesa en el país, habría considerado la posibilidad de renunciar a la presidencia de la Cámara de la Industria Petrolera.
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