EL PAíS
Después de tantas peleas, Kirchner le confesó a Koehler que lo extraña
El ex titular del FMI Horst Koehler ahora es el presidente de Alemania. Ayer recibió a Kirchner y conversaron sobre el Fondo. Kirchner le dijo que si estuviera él ya hubieran acordado.
Por S. M.
Desde Berlín
Horst Koehler lo recibió en la puerta de la vieja casona de la burguesía alemana que no fue blanco de las bombas aliadas en la Segunda Guerra y que ahora es la residencia del presidente de la República Federal. Néstor Kirchner llegó en horario y se estrecharon en un abrazo. “La verdad, lo extraño”, dijo el mandatario argentino. No bromeaba: Kirchner considera que, a la luz de los hechos, Koehler fue mucho más funcional a la Argentina cuando capitaneó el FMI, que su actual conducción y burocracia. El tema de la deuda fue central en la conversación que mantuvieron durante 50 minutos.
La visita fue fructífera. Los argentinos salieron con el apoyo del otrora mandamás del Fondo para empujar al país a lograr un acuerdo. “Hay un correlato entre las reuniones que mantuvimos ayer, con Gerhard Schroeder, con Koehler, la que tuve con Joschka Fischer y anteayer con los empresarios alemanes: es la consagración de pasar de buenas perspectivas a credibilidad, y de credibilidad a confianza. Se está recreando el clima de negocios en la Argentina. Se ha consolidado la alianza de socios estratégicos entre Alemania y Argentina y Alemania nos va a apoyar en el G-7. Lo dijeron Schroeder y Koehler, nos van a apoyar en toda la línea”, dijo, tras los encuentros mencionados, el canciller Rafael Bielsa.
La reunión entre Kirchner y Koehler fue el cierre de una jornada en que los argentinos consiguieron lo que vinieron a buscar al cruzar el Rin: apoyo político dentro del G-7 para obtener un acuerdo con el FMI beneficioso para la Argentina, fuera de las reconocidas recetas neoliberales del organismo financiero internacional.
Koehler comenzó contándole a Kirchner las características y atribuciones que tiene ser presidente de Alemania, explicó cuál es la agenda para 2005 de Schroeder (el verdadero poderoso de la política germana) y los costos que aún se están pagando por la unificación del país.
Recordó su paso por el FMI y reveló que sigue la evolución política y económica de la Argentina, expuso los números y felicitó al patagónico por los resultados obtenidos. Fue entonces que Kirchner le repitió que lo extrañaba como director gerente del Fondo. Todos rieron.
La chanza le permitió ingresar de lleno al tema. “Yo firmé con usted –le dijo a Koehler– un acuerdo donde se decía que la unidad de aceptación de la deuda debía ser la más alta posible. Nada decía de porcentajes, ni el 40, ni el 50 ni el 80 por ciento.” Kirchner introdujo, entonces, el programa que le gustaría firmar con el ente (ver página 3) sobre refinanciación y pago de intereses. “No se puede vivir con una economía semiintervenida”, espetó el presidente argentino.
Koehler dijo entonces que una muestra de que el país evolucionaba a la normalidad era esta visita que estaba haciendo a Alemania. “Siento un gran respeto intelectual por usted y por el ministro (Roberto) Lavagna”, halagó el alemán; trascartón aconsejó que la Argentina debía llegar a un acuerdo con el FMI. “¿Cómo puede ser que yo firmé con usted un acuerdo en un momento tremendamente peor para la Argentina y ahora, que estamos muchísimo mejor que entonces no podamos firmarlo?”, preguntó retóricamente el patagónico.
“Alemania va a ayudar a conseguir un acuerdo”, se comprometió Koehler. “Si en el FMI estuviese usted, ya habríamos acordado”, devolvió la flor el argentino que, para cerrar el asunto, reiteró –una vez más en este viaje– una especie de amenaza: “Yo firmé con usted el carácter de acreedor privilegiado del FMI. Si ahora se intenta privilegiar a un tercero, a acreedores que quedaron afuera del canje, además del Fondo, la cosa va a fracasar”.
En todos los prospectos del canje de la deuda presentados a la SEC norteamericana y a la Consob italiana figura un artículo que sostiene que si se abriese el canje, los que están adentro –los que aceptaron en tiempo y forma– pueden salir y volver a considerarse acreedores en default. “No vamos a permitir eso”, dice el Presidente.
–¿Argentina está cerca o lejos de acordar con el FMI? –le preguntó ayer la prensa a Bielsa.
–Argentina no se va a comprometer a lo que no puede cumplir –respondió el ministro.
–¿Pero cuán cerca está? –insistieron los periodistas.
–No se puede evaluar.
El tironeo vuelve a comenzar.
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