Mar 19.04.2005

EL PAíS  › LA JUSTICIA ESPAÑOLA DIFUNDIRA
EL FALLO EN EL JUICIO POR GENOCIDIO

La primera condena contra Scilingo

El primer represor argentino que es juzgado de cuerpo presente en el exterior escuchará hoy de boca de los jueces españoles la sentencia por haber arrojado detenidos-desaparecidos vivos al mar.

“Todos los que cometimos estas barbaridades deberíamos estar presos.” Diez años transcurrieron desde que Adolfo Francisco Scilingo disparó la frase y se convirtió en el primer oficial de la ESMA en reconocer los crímenes cometidos durante la dictadura. Finalmente hoy la Audiencia Nacional de Madrid dará a conocer la sentencia en el juicio que el marino enfrenta en España por terrorismo y torturas. El fallo, que podría significarle una pena de 9138 años de prisión, resulta de un valor histórico innegable. No sólo porque se trata del primer represor procesado y condenado en presencia en el exterior. También abre la posibilidad de que por primera vez un militar acusado por los delitos cometidos durante el terrorismo de Estado sea condenado por genocidio.
“Nosotros aspiramos a que por primera vez se diga la verdad de lo que ocurrió en el país. Independientemente de los crímenes por los que Scilingo pueda ser imputado, nuestra intención es que un tribunal reconozca que desde el Estado se decidió el exterminio de una parte de la población y que dicho exterminio se llevó a cabo en forma sistemática y organizada”, explicó el abogado de la Acusación Popular, Carlos Slepoy.
Otro de los abogados querellantes, Antonio Segura, consideró más que probable que el ex teniente de navío reciba una condena por los delitos cometidos en la ESMA. En cualquiera de los dos casos, la pena se traducirá en 30 años de prisión efectiva, el máximo contemplado por la Justicia ibérica para que un detenido permanezca entre rejas.
“Mi marido está bien, tranquilo. Desde hace mucho tiempo está preparado para esto.” La mesura adoptada en estos días por la esposa de Scilingo, María Marcela Vallés, tampoco parece desconocer el destino de su marido, detenido en España desde 1997, tras ratificar su participación en dos vuelos de la muerte. Mientras en aquel momento el Punto Final impedía que la causa avanzara en el país, el juez de instrucción Baltasar Garzón llevó adelante la investigación en España.
En ese entonces Scilingo confirmó ante la Justicia ibérica que participó en 1977 en dos traslados aéreos donde treinta personas “fueron arrojadas desnudas a las aguas del Atlántico”. La confesión había sido recogida dos años antes por el periodista Horacio Verbitsky en su libro El vuelo. Sin embargo, en la instancia del juicio oral Scilingo volvió atrás en sus dichos. Apoyándose en súbitos desmayos e imaginarias huelgas de hambre, el marino sostuvo que sus testimonios fueron inventados para promover la investigación de los hechos. Las peripecias que improvisó ante la Audiencia de Madrid, sin embargo, no impidieron el avance de la causa.
El juicio además contó con la cooperación de la Justicia argentina, que dispuso un sistema de videoconferencia para transmitir por vía satelital las declaraciones de varios de los testigos citados en la causa, entre ellos del escritor Ernesto Sabato, la titular de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, y la integrante de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora, Nora Cortiñas. Para Slepoy el dato resulta significativo y deja sentados importantes precedentes en la jurisprudencia internacional: “Este juicio permite reafirmar la persecución universal de crímenes de lesa humanidad. Ayuda para que este tipo de delitos ya no pueda tener refugio en ningún lado”. En España también está pendiente el juicio contra el marino Ricardo Miguel Cavallo, apresado en México y trasladado a Madrid.

Informe: Carolina Keve.

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