Jue 26.05.2005

EL PAíS  › RICARDO LOPEZ MURPHY Y MAURICIO
MACRI LANZARON SU POSTERGADA ALIANZA ELECTORAL

La derecha formó la oposición Sociedad Anónima

En un acto en Barracas, ambos dirigentes anunciaron la conformación de un frente, que aún no tiene nombre. Compartirán listas en Capital Federal, donde Macri será cabeza de lista de diputados, y en la provincia de Buenos Aires, donde López Murphy encabezará la de senadores.

› Por José Natanson

En un acto que mezcló bombos peronistas con señoras paquetas y peinados de peluquería, Mauricio Macri y Ricardo López Murphy lanzaron ayer un frente para las elecciones de octubre. Aunque aún no tiene nombre, la nueva alianza incluye boletas conjuntas en los dos grandes distritos, con el economista al frente de las listas de la provincia y el empresario de las de Capital. “Vamos a construir la verdadera alternativa al gobierno”, prometió López Murphy.

Central Park

El acto se realizó en Central Park, un gigantesco galpón de Barracas por donde Macri se mueve como si fuera el dueño. Había, afuera, camionetas con carteles –“López Murphy senador”– y algunos grupos de muchachotes con bombos, al grito de “Aguante Mauricio”. Adentro se mezclaban los dirigentes de Recrear y Compromiso para el Cambio, muchos de los cuales se saludaban por primera vez.
El acto comenzó poco después de las cuatro de la tarde con el Himno y fue interesante comparar las reacciones de cada uno. López Murphy lucía serio, envarado, con los brazos pegados rígidamente a los costados de su cuerpo y pronunciaba con énfasis cada palabra. A Macri se lo veía más disperso, haciendo gestos de reconocimiento a los dirigentes que lo miraban desde abajo del escenario: la sensación es que para él todo forma parte de una especie de juego.
El dato más importante de la jornada –la foto de la dupla abrazada– ya se había cumplido, por lo que todos estaban tranquilos. Un locutor leyó el “acuerdo por el desarrollo y la unidad nacional”, el compromiso al que arribaron luego de arduas negociaciones. “Tenemos que cambiar la forma en que se ha entendido la política y trabajar en soluciones modernas, creativas y eficientes”, sostiene el documento, que a continuación enumera los ejes del “contrato con la sociedad”: comienza con algunas cuestiones concretas –“crear nuevos empleos”, “terminar con la extrema pobreza”– y se va haciendo más difuso hacia el final, cuando se promete “fortalecer la clase media” y “revalorizar el mundo rural”.

Vista a la derecha

El primero en hablar fue López Murphy y, a juzgar por su discurso, la Argentina vive en pleno stalinismo: el ex ministro de Economía calificó al Gobierno de “autoritario”, dijo que “no hay división de poderes” y se comprometió a “pelear para que se cumpla la Constitución”. “El país requiere un mensaje distinto, un espacio político donde reine la concordia, la paz interior y la unidad nacional, sin odios ni rencores”, aseguró López Murphy, que pretende centrar su campaña en los temas institucionales y para demostrarlo apeló al viejo recurso alfonsinista de citar fragmentos del preámbulo de la Constitución.
Lo aplaudían, entre otros, el ex secretario de Hacienda de Galtieri Manuel Solanet y el ex interventor del PAMI de la dictadura Santiago de Estrada. Se apretujaban en el salón los principales dirigentes de los dos partidos: los macristas Horacio Rodríguez Larreta, Rodrigo Herrera Bravo y Gabriela Michetti y los lopezmurphistas Edgardo Srodek, Esteban Bullrich y Hugo Martini, además de algunos dirigentes peronistas, como Paola Spátola, Diego Santilli y Diego Guelar.
A diferencia de López Murphy, Macri no cree que la Argentina viva una dictadura totalitaria. “Hoy estamos mejor que en el 2002”, comenzó su discurso el presidente de Boca. Y después agregó: “Pero ya es tiempo de dejar de mirar para atrás, dejar de buscar culpables en el pasado y empezar a mirar hacia el futuro”. “La Argentina necesita una democracia fuerte”, explicó Macri, que no aludió a los temas institucionales y fue más suave con el Gobierno. Sobre el final, el empresario anunció que se presentará como candidato a diputado en la Capital. “Vamos a trabajar mucho y cuando la Argentina nos necesite vamos a estar”, prometió.

Desafíos

La nueva alianza introduce un dato novedoso en la escena política. Articula en un mismo espacio a candidatos competitivos en los dos principales distritos, con posibilidades de atraer a otras fuerzas políticas, en particular a los partidos conservadores del interior. Si se mueven bien, Macri y López Murphy, sumados, cuentan con grandes posibilidades de superar al radicalismo y al ARI en las elecciones de octubre. Para ello es clave el apoyo de los empresarios descontentos con el Gobierno, algunos de los cuales –según comentaba ayer un dirigente macrista– venían impulsando el acuerdo desde hace tiempo: la nueva alianza nace con una posibilidad sólida de respaldo financiero.
Pero para concretar estos desafíos deben resolver algunas cuestiones. En primer lugar, tienen que decidir si el nuevo frente se articula –y de qué manera– con otras fuerzas políticas. En el acto de ayer se destacaba la presencia del legislador Jorge Enríquez, capitán de la lucha contra los derechos de los gays, que está trabajando en su propio partido, Unidad Republicana. “Queremos sumarnos al espacio”, explicaba Enríquez, que aspira a colgar una lista de legisladores de la boleta de diputados nacionales de Macri.
Además de Enríquez, el nuevo frente deberá definir el lugar del ex comisario acusado de torturas Luis Patti y del caudillo neuquino Jorge Sobisch, con los que ya se iniciaron conversaciones. Habrá que ver, además, cómo hace López Murphy para compatibilizar estas alianzas con el discurso republicano con el que planea enfrentar al Gobierno. “Lo más difícil no va a ser negociar los lugares en las listas, sino encontrar un discurso común”, aseguraba ayer un dirigente de Recrear. Y explicaba que, por ahora, los candidatos se presentarán con nombres distintos: Frente Compromiso por el Cambio en la Capital; Frente Cívico por la Libertad y la Justicia Social en la provincia.
Pero ayer, más allá de los temas pendientes, todos parecían conformes. Conscientes del salto político que implica la nueva alianza, una vez que finalizó el acto, López Murphy y Macri caminaron juntos, abrazados en medio de una marea de gente apretujada, de un lado a otro del edificio. Saludaban a cualquiera que se pusiera adelante, hacían declaraciones y hasta salieron a un balcón ubicado sobre un patio donde se habían juntado unos 200 adherentes: un grupo de chicos vestidos de jogging, con banderas de Boca, se ubicaron al lado de una señora peinada de peluquería, con un tapado animal print que parecía contenta y daba pequeños saltitos al compás de los bombos.

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