EL PAíS
La lluvia no desmovilizó a los que quieren la recuperación de YPF
“Y llueve y llueve y el pueblo no se mueve”, corearon más de 2000 personas convocadas por el flamante movimiento Moreno. Encabezado por Pino Solanas, el movimiento reivindica una política energética nacional. Los discursos. Las presencias piqueteras. Lo que viene.
› Por Martín Piqué
“Llueve, llueve, y el pueblo no se mueve”, repitió la multitud, azuzada desde el acoplado que hacía de escenario. “¿Será una chicana?”, se preguntó entonces Luis D’Elía con una sonrisa socarrona. Nadie le contestó, no hacía falta. La llovizna seguía cayendo sobre la esquina de Diagonal Norte y Esmeralda, ocupada por unas dos mil personas, la mayoría piqueteros de La Matanza. Detrás de las vallas, custodiado por policías, el edificio de la empresa española Repsol. En la fachada se veían lustradas letras de bronce con la sigla “YPF”. Y la sigla se repetía, menos brillante y más política, en los carteles de los jubilados de la ex petrolera estatal. Empapados, los manifestantes reclamaron “que se recupere YPF para el pueblo” y, tras anunciar cortes de ruta, exigieron una “tarifa social” para todos los desocupados.
“Tenemos la decisión de recuperar hasta el último pozo, porque pertenecen por derecho natural al pueblo argentino”, aseguró, desde el palco, Fernando “Pino” Solanas, uno de los fundadores del Movimiento por la Recuperación de la Energía Nacional (Moreno), la flamante organización que convocó al acto de ayer. A su lado unos cuantos dirigentes gremiales, diputados, legisladores y ex asalariados de YPF se felicitaban por la convocatoria, intercambiaban bromas y se turnaban en el micrófono. “El primer piquete lo hicieron ex trabajadores de YPF, allá en el pueblo de Cutral-Có”, recordó el secretario general de la CTA, Víctor De Gennaro, quien luego confirmó el paro general del 29 de mayo: “Vamos a parar en memoria del Cordobazo y de los jubilados de los miércoles.”
En el asfalto de la calle se codeaban piqueteros de La Matanza, con sus clásicas pecheras de la CCC y la FTV, organizados y acostumbrados a las movilizaciones, con jubilados de la empresa petrolera, empleados estatales y unos cuantos curiosos. Se veían carteles de ATE y de la Federación de Energía de la República Argentina (Fetera), entre pancartas del movimiento “Oro Negro”, que agrupa a los jubilados del petróleo. Una bandera amarilla con el rostro del Che, del barrio El Tambo de La Matanza, probaba el largo camino que habían hecho muchos de los presentes. Entre ellos se encontraba un colaborador de Solanas, que grababa todo con una cámara digital para el documental que prepara el autor de La hora de los hornos.
La diputada Alicia Castro fue recibida con aplausos y gestos de aprobación. El propio De Gennaro la felicitó por el acción de la bandera norteamericana. Ella aprovechó la ocasión para cuestionar a sus pares del Congreso, y luego comparó la privatización de YPF con el pase a manos privadas de Aerolíneas Argentinas, un caso que conoce muy bien. Según ella, la reacción que siguió a su gesto demuestra que “lo nacional” se ha convertido en un tema que interpela las emociones populares: “Lo que destapó el banderazo es que hay un nuevo nacionalismo progresista, moderno. Lo veo todos los días en la calle”, dijo a Página/12.
La apelación a lo nacional recorrió casi todos los discursos. Algunos, como el líder piquetero D’Elía, recordaron tiempos ya idos, cuando “los niños éramos felices”. Se refería, sin nombrarlo, a las presidencias de Juan Perón, lo que generó varias sonrisas y algunas muecas de escepticismo. “Yo soy hijo de un trabajador de YPF, me acuerdo de estar en un hotel de turismo con mi familia”, rememoró, intimista, desde el micrófono. En el improvisado escenario se codeaban Norberto Galasso, Eric Calcagno, los diputados Marcela Bordenave y Alberto Piccinini, el legislador porteño Patricio Echegaray, y los dirigentes Juan Carlos Dante Gullo y Mario Mazzitelli, del socialismo auténtico.
A pesar de las banderas celeste y blancas, y del tono casi futbolero del acto, hubo un espacio para la presencia extranjera. La expresó el brasileño Renato Martins, de la Federación Mundial de Energía, quien recibió el saludo de Solanas, sentimentalmente ligado a Brasil: “Hermano, la Argentina apostará al Mercosur”, le dijo desde el micrófono. Pero el momento más emotivo lo aportó el viejito Raúl Cebral, jubilado de YPF,quien trabajó en Plaza Huincul, Tartagal, y hasta en una plataforma que hacía pozos de exploración en el océano, a 300 kilómetros de Comodoro Rivadavia, en pleno mar abierto. “Volveremos, volveremos”, prometió desde el micrófono este trabajador que sufrió el día más triste de su vida cuando los diputados aprobaron la privatización de YPF.