EL PAíS
› CRISTINA Y CAMAÑO SE ENFRENTARON EN EL CONGRESO
Interna por el voto nominal
› Por Eduardo Tagliaferro
Eduardo Camaño no deja estocada sin devolver. Demostrando sus cualidades para manejar los hilos invisibles que vertebran la Cámara de Diputados, la mayoría de las bancadas lo acompañaron en su respuesta a Cristina Fernández de Kirchner, quien en el Senado presentó un proyecto para implementar la votación nominal en ambos cuerpos del Congreso. La senadora Kirchner había destacado que, en ocasión de votarse la ley sobre sociedades off shore, el total de votos en la Cámara baja no coincidía con el de los diputados presentes. Concretamente, que faltaba un voto. “Es elemental que la senadora, por haber sido diputada, debería saber que la diferencia de un voto que ella pone en duda es el del presidente, que solo vota en caso de empate”, retrucó el duhaldista.
Un mohín de desdén, un hombro en alto y una no menos displicente media vuelta para reingresar al recinto del Senado fueron los gestos que por toda respuesta entregó Fernández de Kirchner cuando este diario quiso tener su opinión sobre los dichos de Camaño.
En el segundo capítulo de este cruce, Camaño no estuvo solo. El bonaerense Jorge Casanovas pidió el tratamiento de un proyecto suyo que –aseguró– presentó en julio, en el que se impulsa la modificación del reglamento de la Cámara para incorporar las votaciones nominales. Lo mismo que el día anterior había reclamado Fernández de Kirchner. Pero como el tema no era dar fe de transparencia sino aprovechar la oportunidad para sumar puntos en la interna que vienen disputando duhaldistas y kirchneristas, Casanovas puso el acento en que el proyecto de la senadora representaba “una nueva e indebida intromisión en las facultades propias de la Cámara de Diputados”. La oposición sumó su granito de arena. El radical cordobés Luis Molinari Romero se mostró molesto por “el estado de sospecha en que había quedado la Cámara de Diputados”. El diputado del ARI, Eduardo Macaluse, se sumó a las críticas y puso el acento en que era práctica del Ejecutivo “clonar iniciativas de los legisladores”. Puso como ejemplo la ley antitabaco, sobre la que existían varios proyectos en Diputados.
A esa altura, el bloque oficialista mostraba su mayor desorientación. Los duhaldistas bebían su venganza en silencio y ocultaban sus sonrisas. El santacruceño Daniel Varizat tan sólo atinó a decir que no había leído los diarios y que por lo tanto no comprendía por qué estaban tan enojados sus pares. La flamante tetrarquía que conduce el bloque luego de la licencia del duhaldista José María Díaz Bancalari no reaccionaba. El salteño Juan Manuel Urtubey mostró algún reflejo, aunque tardío, para pedir una preferencia para que la semana que viene se trate la reforma propuesta por Casanovas. El radical Miguel Angel Giubergia pidió una cuestión de privilegio contra Cristina. Tan veloz como el Discovery al ingresar a la atmósfera terrestre, Camaño respondió: “Así se hará”.