EL PAíS › JORGE CAPITANICH HABLA DE LA CRISIS

“Estamos como Afganistán, pero sin un centavo”

El jefe de Gabinete dijo que las empresas privatizadas ahora tendrán que poner el hombro. Negó gestiones de Aznar a favor de grupos españoles. Y pidió a la gente que deje los cacerolazos para respaldar al Gobierno.

 Por Diego Schurman

Va y viene. La residencia de Olivos es una quimera. El celular le acerca la evolución de las negociaciones. El Congreso acaba de aprobar el programa de emergencia económica. Es apenas una batalla. Para Jorge Milton Capitanich la pelea es larga. Y no quiere darse un respiro. Por eso apenas se toma unos minutos para conversar con Página/12. El celular devuelve una voz joven, agitada y gentil –aunque a veces esquiva– además de varias muletillas de aquel que no quiere pisar en falso.
–Seguro que me va a decir que la designación de Juan Pablo Cafiero como vicejefe de Gabinete le cae de perillas.
–(Se ríe). El Presidente quería armar un equipo amplio. Por eso pensó en él.
–No me contestó.
–Tengo una excelente relación personal. A mí me pareció excelente porque es una muy buena persona y un hombre capaz que puede cooperar con nuestra función en la Jefatura.
–¿Lo conocía de antes?
–Poco. Pero yo soy un gran amigo de don Antonio Cafiero, su padre.
–¿Con eso alcanza?
–Es una gran familia. Confío en que todo andará bien.
–Habla con Menem. En las últimas elecciones tuvo apoyo de Ruckauf. Ahora lo lleva Duhalde a su gobierno.
–Yo siempre he tenido buena relación con la dirigencia del justicialismo, y tengo una excelente relación personal con Duhalde desde hace mucho tiempo. Y estoy de acuerdo con su idea de armar un gabinete federal
–Pero de federal tiene poco.
–¿Por qué?
–Usted, que es chaqueño, y el ministro del Interior, Rodolfo Gabrielli, que es chaqueño, aparecen como los únicos no bonaerenses de la primera línea del Gobierno.
–Bueno, un gobierno es federal en tanto y en cuanto construye política federal, en la medida en que ejecute programas, políticas de gobierno y proyectos que beneficien a nuestras economías regionales, para volver a capturar mercados tanto internos como externos.
–Usted sabe que fracasaron las negociaciones para sumar otros miembros del interior. De hecho usted no fue el primero que Duhalde convocó para la Jefatura de Gabinete.
–Es verdad.
–Entonces, el gobierno federal quedó a mitad de camino.
–Usted se refiere a algunos gobernadores convocados y que no están en el gabinete. Pero muchos tenían responsabilidades en sus respectivas provincias en virtud que han sido electos por el voto popular, porque consideran que es estratégico mantenerse en su provincia o entienden que están o pueden preservarse hacia el futuro para otras carreras políticas de nuevas dimensiones...
–...especulan con la suerte de este Gobierno.
–Y, puede ser. Yo no puedo opinar por nadie en particular, pero entiendo que cada uno toma las decisiones en función de una perspectiva de un proyecto futuro.
–¿Saca de ese paquete a Ruckauf, que sí se incorporó al gobierno?
–Sí, sí. Creo realmente que Ruckauf se incorpora al gabinete con al afán de colaborar en esta difícil coyuntura que tiene el país.
–¿No teme una hiperinflación?
–No. El programa económico es un programa sólido y consistente, tanto en términos de congruencia y consistencia en la política fiscal, monetaria y cambiaria. Va a hacer tanto más exitoso en la medida que cuente con el apoyo popular. Pero fundamentalmente el objetivo del programa esreconstruir una nueva alianza productiva en la Argentina, lo cual es un objetivo de gobierno y debemos obtener los resultados.
–¿Usted dijo que los principales afectados de la nueva alianza son los grupos económicos?
–Sí. Pero estamos trabajando con todos los sectores para que definitivamente se incorporen a un proyecto de crecimiento de la economía de recuperación del trabajo los argentinos y el salario. En este contexto, por supuesto que hay sectores que van a tener que generar más contribuciones que otros y esto es lo que define la alianza.
–¿Y quiénes tienen que hacer más contribuciones?
–Las empresas privatizadas. Es importante que formulen las contribuciones correspondientes. Se trató de hablar con la cadena de proveedores de alimentos, de la industria farmacéutica... Tratamos que no se traslade la devaluación a precios para que esto no impida la recuperación del poder adquisitivo.
–Sería capaz de decir, como se dijo en una época, hay que apostar al peso. O mejor: el que apuesta al dólar, pierde.
–Lo que soy capaz de decir es que hay que apostar a un nuevo modelo productivo en la Argentina y en este sentido estamos trabajando.
–No se anima...
–Me animo a decir que hay que apostar a un nuevo modelo.
–Adrián Menem, que representa a un sector del justicialismo, dijo que la devaluación traerá caos. ¿Es apocalíptico o real?
–Adrián es un gran compañero. Tengo un afecto especial por él. Pero vamos a tener éxito, vamos a tener apoyo de la gente y del resto de los países del mundo.
–Más que apoyo internacional lo que se difundieron fueron las presiones, incluso un llamado de José María Aznar, defendiendo los intereses de los grupos españoles.
–Duhalde tiene una excelente relación personal con el jefe de gobierno Aznar. Por lo tanto el diálogo ha sido muy constructivo, y justamente el Presidente le pidió la máxima cooperación de España y también que las empresas cooperen en esta difícil situación de la Argentina.
–¿Usted niega que Aznar haya terciado por las empresas españolas como consignaron todos los diarios?
–Sí.
–¿Y para qué llamó?
–Primero fue una conversación de cortesía entre los jefes de Estado, y en segundo lugar por afecto y relación personal, amigos antes que colegas, digamos.
–¿Por qué entonces hubo una decisión de no atender llamadas de los grupos económicos hasta la aprobación de la ley de emergencia económica? –No necesariamente de todos. Pero es verdad que primero quería la aprobación del Congreso. Fue una decisión política.
–Se habló de fuertes lobbies y se sospechó de la circulación de dinero para torcer en el Congreso la decisión del Ejecutivo.
–No tengo información de eso. El contenido de la ley no lo conozco en detalles. Pero no ha variado significativamente respecto del proyecto original del Poder Ejecutivo.
–¿Cuánto tiempo cree que la gente está dispuesta a esperar antes de manifestarse popularmente como pasó en estos últimos días con los cacerolazos?
–Todos los días rendimos examen.
–Si hay una suerte de paso en falso, ¿mañana mismo puede haber un cacerolazo?
–No, no... creemos que estamos trabajando con toda seriedad, pero ahora necesitamos de la cooperación del pueblo argentino, necesitamos su apoyo y no un cacerolazo.
–Teme que el gobierno dure días, como los anteriores...
–(Silencio prolongado) Nosotros, estamos trabajando para resolver los problemas de la Argentina y necesitamos el apoyo popular y esto es lo más importante.
–No me contestó.
–Yo tengo que tener una actitud constructiva y convoco a la cooperación de todos para sacar el país adelante.
–Rodríguez Saá decía lo mismo.
–Pero yo tengo una convicción de que el programa va a funcionar.
–Lamberto dijo hoy que la Argentina es como Afganistán, pero sin plata.
–(Se ríe a carcajadas) Es un personaje, siempre tiene unas definiciones espectaculares.
–Es más bien para llorar.
–Es una definición genial. Sí, sí, estamos como Afganistán, pero sin un centavo. Por supuesto que tenemos muchísimos problemas financieros, porque tenemos un déficit fiscal de 11 mil millones de pesos de acuerdo con la información que me suministró Lamberto el día viernes. Tenemos un tema de crisis del sistema financiero. Tenemos problemas de una aguda recesión económica. Tenemos un problema de recaudación. Al fin, como dijo el presidente Duhalde, tenemos una Argentina quebrada y fundida que necesitamos reconstruirla entre todos.

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