EL PAíS › BATLLE CONDENO A LA ARGENTINA Y DESPRECIO A DUHALDE

“No tiene fuerza ni respaldo”

A las 11, el presidente uruguayo explicará a Duhalde lo inexplicable. Sólo podrá decir que sus declaraciones sobre que los argentinos son ladrones “del primero al último” fueron informales. O sea que no representan el pensamiento oficial de su gobierno sino “solamente” el pensamiento íntimo de Jorge Batlle.

 Por Martín Granovsky

“Se nos volvió loco el presidente, por favor no se vuelvan locos ustedes”, fue el pedido que recibió ayer un alto funcionario argentino. Del otro lado del teléfono, un colega uruguayo imploraba clemencia, en verdad la única salida posible después de que el presidente Jorge Batlle dijese que “los argentinos son ladrones, del primero al último”, y que Eduardo Duhalde “no tiene fuerza política ni respaldo, y no sabe adónde va”.
Batlle, calificado por Fidel Castro de “lacayuno”, está tan preocupado por mostrarse distinto ante los consultores de riesgo de Wall Street -distinto del mamarracho argentino, distinto de Brasil y su posición antiAlca– que ayer cometió la torpeza de decir lo que piensa delante de una cámara de Bloomberg Televisión. La empresa pertenece al actual alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, e influye en los medios de negocios de todo el mundo con información financiera al instante. Según la versión del propio Batlle, concedió una nota en inglés a un periodista de Bloomberg y después siguió conversando, ya en castellano. Esa parte es la que trascendió y provocó el escándalo, porque un Batlle despotricó a los gritos, ofuscado por la condena de tener un vecino como la Argentina:
- “¿Usted sabe cómo se manejan las cosas en la Argentina? ¿Sabe el volumen y la magnitud de la corrupción en la Argentina? Como dijo el señor Barrionuevo: ‘Si dejamos de robar dos años vamos a andar bien’”.
- “No se metan con Uruguay”.
- “Los argentinos hablan contra el Fondo. Pero si usted me viene a pedir plata a mí, yo se la voy a prestar con determinadas condiciones”.
- “Esa es la tragedia de los argentinos. Se la pasan hablando de quién es el culpable de no ayudarlos. No se dan cuenta de que tienen que ayudarse a sí mismos. Los argentinos no se dan cuenta de que el idioma que hablan no existe más en el mundo. No hay más en el mundo el idioma que hablan”.
- “¿Cómo le voy a plantear a Duhalde nada? No tiene fuerza política, no tiene respaldo, no sabe adónde va. Es un ciudadano que no se sabe cuándo se va”.
- “¿Ustedes saben quién va a ganar las elecciones?”. Como un periodista de Bloomberg le desliza el nombre de Mauricio Macri, Batlle se ríe: “Macri no puede jugar ni en la reserva de Boca, querido. Noooooo... Ahí gana el que va a venir acá el jueves: Carlos Saúl Menem”.
- “La situación argentina es un problema de los argentinos: una manga de ladrones desde el primero hasta el último”.
Las declaraciones de Batlle sorprendieron al Gobierno argentino porque lo pusieron en el peor de los mundos. Si respondía fuerte, aumentaba el conflicto y ponía en discusión, otra vez, el tema de los funcionarios ladrones tan popular en la Argentina. Si ignoraba a Batlle, teniendo en cuenta que Batlle no habló de políticos ladrones sino, a secas, de ladrones, los argentinos podían acusar a Duhalde de no defenderlos frente a Uruguay, un país herido quizás en su amor propio, podía pensar alguno, después de la derrota ante Dinamarca.
Los diplomáticos Jorge Faurie, Victorio Tachetti y Juan Carlos Olima llamaron al embajador uruguayo para pedirle explicaciones. Alberto César Volonté Berro no pudo dar demasiadas. Estaba consternado como todo diplomático cuando su jefe es pescado en falta. ¿Qué decir? ¿Que Batlle no dijo lo que dijo? Imposible. Estaba filmado. ¿Que Bloomberg no respetó un off the record y grabó? Si fue así, cosa que no está demostrada, lo cierto es que esa grabación fue difundida y se convirtió en un dato de la realidad. Además, el gobierno uruguayo no denunció hasta el momento ningún truco para editar maliciosamente las declaraciones de Batlle. La incomodidad de Batlle, ahora, es que si habló off the record deberá decir: “Mis declaraciones no fueron oficiales, representan solo lo que pienso”. Una postura incómoda. El presidente de Uruguay se comunicó a la tarde con su colega argentino. Duhalde estaba ofuscado.
–Me importa un carajo lo que dice sobre mí, pero no se puede atacar así a los argentinos –dijo.
Batlle ensayó entonces una explicación pública. Dijo que al terminar la nota sobre Uruguay un periodista le empezó a preguntar sobre la Argentina. “Yo dije que sobre eso no quería hablar”, contó. “Mi sorpresa y mi agravio consiste en que esa empresa tomó la grabación de una conversación particular”. Según Batlle, la charla se usó “para hacerle daño al presidente Duhalde, al Uruguay, a las relaciones entre países hermanos, relaciones que además en mi caso tienen una situación particular porque mi madre, que tiene 95 años, nació en la calle Perú, y mi primer matrimonio fue con una argentina a quien conocí en el Uruguay”.
Dijo Batlle que la Argentina es “esa gran nación a la que estoy ligado por lazos familiares, por sentimientos, tanto que a veces públicamente me han acusado de ser más argentino que otra cosa”. ¿Lo es? “Sí, lo soy, porque me duele lo que le pasa a la Argentina”, dijo Batlle, que en ningún momento pidió disculpas.
El perdón, justamente, asomaba anoche como el eje del reclamo argentino. El gobierno había decidido no escalar el conflicto hasta llegar, por ejemplo, al retiro de embajadores o el congelamiento de las relaciones con un socio, y por eso no hubo ningún comunicado escrito. Solo el anuncio del vocero presidencial Eduardo Amadeo de que Batlle “ofreció venir personalmente a expresar las aclaraciones que merece este episodio”.
“La particular situación que viven nuestros países, la amistad histórica de nuestros pueblos, exigen mirar para adelante y dar por superado este episodio”, dijo Amadeo citando a Duhalde. Y anunció que su jefe recibirá a Batlle hoy a las 11 de la mañana en Olivos.
Cuando lo haga, Duhalde tendrá en la mano también el juego completo de declaraciones de Batlle, las que el presidente dijo que fueron difundidas irregularmente y las que aceptó como legítimas. Esta segunda franja revela la fijación de Batlle por no ser confundido con su vecino en problemas. “No me compare con Argentina, compáreme con Chile, con Brasil, con Estados Unidos, pero no con Argentina”, pide al periodista. “Si usted es argentino es un problema suyo. Es un país distinto. Cuando quiera saber que va a pasar acá, no pregunte que pasa en Argentina.”
Batlle dijo que los organismos apoyaron a Uruguay “porque la nación ha venido sufriendo desde 1999 cambios muy profundos. El primero fue el del Brasil (la devaluación), que al Uruguay le pegó muy fuerte, porque el país tenía en Brasil el principal socio comercial. El Uruguay perdió prácticamente el 50 por ciento de las exportaciones a Brasil”. El segundo impacto “fue el de la Argentina, primero la recesión del 2001 y luego los acontecimientos a partir de la renuncia del presidente (Fernando) de la Rúa, que pegaron notoriamente también sobre el Uruguay”, reconoció el jefe de Estado. Y agregó que “Uruguay lleva perdido en el mercado argentino no menos del 70 por ciento de sus exportaciones”.
Batlle no lo dijo, pero los bancos uruguayos perdieron un 18,7 por ciento de sus fondos solo en el primer cuatrimestre, y el Banco Central perdió el 47 por ciento de sus reservas.

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