Martes, 21 de marzo de 2006 | Hoy
EL PAíS › ARSLANIAN EN EL COLEGIO NACIONAL DE LA PLATA
“Teníamos que terminar con una cultura golpista”, explicó el ex integrante del tribunal que juzgó a los ex comandantes.
Algunos escucharon el relato a través de sus padres, otros lo vieron por televisión, un puñado lo estudió en los libros. Tal vez por eso, porque fue la primera vez que les llegó la historia por boca de uno de sus protagonistas, el centenar de miradas adolescentes hizo un silencio espontáneo cuando Carlos Arslanian entró al salón del Colegio Nacional de La Plata. Durante casi dos horas, el ex integrante del tribunal que juzgó a las juntas militares logró transformar el acto, que organizó la escuela al cumplirse treinta años del golpe, en una verdadera clase pública donde una generación nacida varios años después de la dictadura pudo hacer palpables aquellos años siniestros.
“La democracia no es sólo una opción.” Bastó esta frase para entender que Arslanian no sólo tenía pensado hablar sobre su desempeño en el juicio a las juntas. Y no es porque el actual ministro de Seguridad bonaerense no reconozca que aquel proceso marcó su trayectoria. Pero, tal como él expresó, fue un hecho que obliga a hablar de numerosas cuestiones. No sólo se trató del juzgamiento de los nueve comandantes de las Fuerzas Armadas. También constituyó uno de los primeros testimonios oficiales sobre los crímenes cometidos por el terrorismo de Estado, y por ello Arslanian defendió la decisión adoptada por el entonces presidente, Raúl Alfonsín. “En 1983 estábamos con un desafío: encontrar la manera de terminar con una cultura golpista. Alfonsín enfrentó esta situación de alguna manera. La política fue juzgar a los máximos responsables”, expresó frente a un público integrado por chicos de no más de 17 años.
Entonces aparecieron las preguntas. “¿Qué explicación dieron los represores?, ¿por qué se diferencia el juicio a las juntas de otros procesos judiciales?” Con la paciencia de un buen profesor, Arslanian intentó responderlas. Comenzó con un recorrido en el que reconstruyó “la filosofía golpista” enquistada en la política del país e inmediatamente siguió con las primeras horas de la democracia. Allí aprovechó para compartir su experiencia junto a los otros cinco jueces de la Cámara Federal que procesaron a la jerarquía militar. “Empezamos a investigar y nos encontramos con un verdadero holocausto. La aventura militar había terminado con la desaparición de miles de personas.” En total, el tribunal terminó escuchando unos 700 casos de los setenta mil que se habían presentado. Las cuatro toneladas de expedientes y los 16 mil hábeas corpus recibidos tan sólo sirven como muestra de lo que involucró ese proceso.
Arslanian tampoco se olvidó de los pasos que se dieron en los sucesivos gobiernos. “En nuestro fallo nosotros dispusimos que debía investigarse la responsabilidad de todos los que tuvieron el mando, en cualquiera de los niveles operativos”, explicó y calificó como “un gravísimo retroceso” las leyes de impunidad sancionadas por Alfonsín. Pero fue aún más duro con los indultos del menemismo, “una verdadera defraudación al pueblo argentino”. Respecto del actual gobierno, reivindicó la declaración de inconstitucionalidad de la leyes de Obediencia Debida y Punto Final. “Hoy soplan nuevos vientos. El gobierno de Kirchner ha levantado con firmeza la bandera de la defensa de los derechos humanos. Y esto es importante. Hay que garantizar la continuidad de la democracia, pero ello tiene que hacerse sobre una base ética y no puramente instrumental”, aseguró.
Como reconocimiento, el Colegio Nacional lo declaró “visitante ilustre”. El acto formó parte de una serie de homenajes que viene realizando la institución en conmemoración del 30º aniversario del golpe de Estado. Hoy, la escuela homenajeará a cinco de los 94 estudiantes y docentes desaparecidos durante la dictadura, colocando sus nombres en las aulas del histórico edificio.
Informe: Carolina Keve.
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