Serán tres minutos de estridencia, una suma de los sonidos más diversos como reclamo de paz. Pero también será un día entero de lucha contra la violencia –la del hambre y la marginación, la del delito y la represión– que aceptará distintas manifestaciones y no ha reunido más que adhesiones, desde aquí y desde el exterior. Habrá un acto central, pero escenarios diversos en distintos puntos del país, con epicentro en las escuelas, eje de la convocatoria. Habrá además expresiones en todos los ámbitos: en la calle, taxistas y colectiveros adherirán a su modo, haciendo sonar bocinas, junto con la masa heterogénea e inorgánica que conforman los automovilistas. Los transeúntes aportarán lo suyo con aplausos en la calle o haciendo sonar lo que tengan a mano. Mucho vecinos anunciaron que saldrán de su casa para manifestar, en las iglesias redoblarán las campanas y se oirán las sirenas de los cuarteles de bomberos y los barcos del puerto. Todo eso hoy, a partir de las 14, para decir “Basta a la violencia”.
“No queremos que el miedo nos paralice”, dijo Juan Carr, titular de la red Solidaria, una de las organizaciones convocantes de la manifestación. A falta de un ámbito único para albergar una expresión tan masiva –se había pensado en el Obelisco y en la cancha de River–, la demostración tendrá escenarios múltiples, pero la convocatoria mayor estará en las escuelas. Sólo en la ciudad de Buenos Aires serán 700 mil los alumnos –de primaria, media, terciaria y adultos– que participarán de una jornada de reflexión. La Secretaría de Educación porteña consensuó con la Vicaría de Educación del Arzobispado y la Coordinadora de Instituciones Educativas Privadas (Coordiep), un texto (ver recuadro) que será leído en todas las escuelas y, en algunos casos, sometido a debate.
“La esencia de la escuela es el aprendizaje de valores y el intercambio de ideas. En un momento en que el miedo está dentro de la escuela, en los padres, en los chicos y en los maestros, es importante que se discutan valores como la tolerancia, el diálogo y la paz”, dijo a este diario el secretario de Educación, Daniel Filmus, al explicar por qué su cartera adhirió a la manifestación.
En algunas escuelas los chicos saldrán a la calle para abrazar el edificio. En los turnos de la mañana no habrá campanadas pero sí lectura y reflexión. Y en los colegios judíos –a la tarde no tendrán clases por celebrarse hoy el inicio del Año Nuevo– sonarán los shofar, cuernos de carnero típicos de las celebraciones religiosas, que representan “un sonido de alarma para que los hombres despierten”.
El texto que se leerá en la ciudad ya circula en la provincia de Buenos Aires, donde la Dirección de Cultura y Educación adhirió a la manifestación en la modalidad que cada escuela considere conveniente. También expresó su apoyo el sindicato de docentes de la provincia (Suteba).
En las escuelas, también, estuvo el origen de la convocatoria: el secuestro y asesinato de Diego Peralta, primero, y los casos de Diego Bernadotti, en San Pedro, y Juan Pablo Anceschi, en Ramos Mejía, después, llevaron el pico de terror a los colegios. Fue entonces que la Red Solidaria, junto con representantes de colegios judíos y cristianos, organizaron la jornada cuya consigna es “Tres minutos para decir basta”.
El acto central será en el comedor comunitario de Margarita Barrientos, en el barrio Los Piletones, de Villa Lugano. Allí, a las 14, habrá tres minutos de aplausos y luego, cuatro mensajes de un minuto y medio cada uno, pronunciados por víctimas de la violencia: Graciela Brandáriz, cuyo esposo fue asesinado durante un asalto; Marta Canillas, madre del joven asesinado tras su secuestro y después de que su familia pagara el rescate; Eva Aguirre, madre de un chico desaparecido, y Jorge Alfaro, director del colegio Don Bosco, de Ramos Mejía, donde estudia el chico Anceschi. Todos los discursos terminarán con la misma frase: “Basta de violencia, queremos la paz”. En Los Piletones habrá delegaciones de tres escuelas públicas del barrio –dos primarios y un secundario– y del colegio Martín Bubber, un establecimiento judío de Palermo. Luego se hará una celebración religiosa a cargo del rabino Daniel Goldman, el sacerdote católico Aníbal Filippini, el pastor anglicano Carlos Halperin y un representante del Centro Islámico Argentino. Y al final, el Coro Kennedy cantará el Himno Nacional, junto con los presentes.
A diferencia de otras convocatorias masivas, ésta no tiene un destinatario concreto. “Está dirigida a todos, para demostrar que queremos una sociedad diferente. Aunque sabemos que hay sectores que aprovechan el caos para sembrar más violencia”, dijo Goldman a Página/12. “No apuntamos contra nadie, pero todos sabemos que las causas de la violencia son el hambre y la desocupación”, redondeó Carr.
En el Obelisco habrá otro acto, convocado por Fedecámaras, en representación del comercio minorista. Allí estarán Luis y Emilse Peralta, los padres de Diego, el chico de El Jagüel que fue secuestrado y asesinado, y otros familiares de víctimas de la violencia: Gerardo Beer, familiar de una víctima del atentado contra la AMIA; Jorge Hernández, el padre de Jimena Hernández, y María Teresa Schiavini, madre de Sergio, muerto en un enfrentamiento entre policías y delincuentes.
La Legislatura aprobó ayer, por unanimidad, un proyecto presentado por la diputada Marta Oyhanarte, mediante el cual adhiere a la “Jornada por la Paz”. Lo hará, entre otras expresiones, haciendo sonar las campanas de su carillón.