EL PAíS • SUBNOTA › NéSTOR KIRCHNER ENCABEZó UN ACTO EN MENDOZA Y RENOVó LAS CRíTICAS A LAS ENTIDADES AGROPECUARIAS
El ex presidente dijo que liderará “una batalla” para enfrentar el encarecimiento de los productos de primera necesidad. También aseguró, en línea con los anuncios que se harían el 25 de mayo, que “llegó la hora de la distribución justa del ingreso”.
› Por Martín Piqué
Desde Mendoza
En su segundo acto público como flamante presidente del PJ, su segunda aparición en la tribuna en menos de 48 horas, Néstor Kirchner volvió a cuestionar a los sectores del agro que impulsaron el lockout y anunció que encabezará “una batalla nacional” para enfrentar el encarecimiento de los productos de primera necesidad. La promesa de recorrer el país para llevar adelante esa cruzada lo está obligando a volver a la velocidad de su primer año de gobierno. Ahora desde el PJ, Kirchner ya decidió no descansar en su tarea de encolumnar al partido y apuntalar al Gobierno en su negociación con las cámaras patronales del campo. Ayer lo hizo desde la tribuna del PJ mendocino, un peronismo bastante ortodoxo cuya dirigencia aún le guarda cierta distancia por la elección del radical Julio Cobos como compañero de fórmula de la Presidenta. “Me cuesta entender que trabajen para que los precios suban, para que la mesa de los argentinos no pueda tener esos productos. Vamos a dar una batalla nacional contra aquellos que quieren encarecer los productos para desabastecer la mesa de los argentinos”, advirtió desde el micrófono a las cuatro entidades ruralistas.
Además de los mensajes hacia el agro, Kirchner comenzó a preparar el terreno para la etapa que el oficialismo espera comenzar el próximo 25 de mayo. “Ahora llegó la hora de la distribución justa del ingreso. Y allí tenemos que estar todos para hacer una Argentina con igualdad de oportunidades”, prometió y arengó al mismo tiempo. Aunque no lo mencionó públicamente, se refería a varias medidas de impacto rápido que en la Casa Rosada están preparando para después del 25 de mayo. Serían inversiones millonarias, a cargo del Estado, en infraestructura energética y en viviendas populares. El plan se está preparando en secreto entre el círculo más cerrado de la Rosada y la quinta de Olivos: consistiría en usar parte de las cuantiosas reservas monetarias depositadas en el Banco Central.
En el Gobierno incluso estarían pensando comunicar la medida inspirándose en aquellos planes de desarrollo con activa participación del Estado que Perón popularizó en sus dos primeros mandatos: los Planes Quinquenales. Eso explicaría, además de la propia cosmovisión ideológica del matrimonio presidencial, la enjundia y el fervor que puso Kirchner en la crítica del “enfriamiento de la economía”. En esa línea, ayer habló de que se viene una “batalla de ideas” (un concepto muy usado por Fidel Castro). “Tenemos que tener la fortaleza de dar todas las batallas que haya que dar. Batalla de ideas, pero no de la confrontación. Es una batalla del amor, de la convivencia, la batalla por construir un país mejor. Pero que también tengan bien claro que no nos vamos a dejar atropellar”, aseguró. La advertencia fue festejada con un sonido atronador de bombos, bocinas de camiones y gritos de aliento.
En el enorme gimnasio del club Andes Talleres, ubicado en las afueras de esta ciudad de acequias y calles arboladas, la multitud ovacionó cada una de las promesas de que no habrá retroceso en la pelea. Se estaba refiriendo al debate con los sectores que impulsan medidas ortodoxas para la economía. “Lo decimos desde el amor, no lo decimos desde la confrontación. Pero les decimos que no nos van a bajar los brazos, que no nos van a patotear. Nosotros estamos gobernando de parte del pueblo argentino. Nos votó el 46 por ciento de los argentinos, ganamos por 23 puntos. Respeten la democracia, respeten la voluntad del pueblo”, afirmó. Enseguida mencionó a su esposa y dijo que traía un saludo de la Presidenta. “Les manda decir que es mujer y no va aflojar, que va a poner todo lo que tenga que poner”, transmitió Kirchner. Hubo otro estallido de aplausos, gritos, cornetas y bombos.
Antes de que hablara Kirchner, ningún orador había dicho nada sobre el conflicto con los productores ruralistas. Ni el presidente saliente ni el entrante del PJ mendocino, ni tampoco el gobernador Celso Jaque, hicieron referencia a la crisis del campo. Cuando habló el santacruceño hubo aplausos y elogios de toda la dirigencia. La respuesta fue mucho más expresiva debajo del palco, detrás de las vallas: la gente que se había movilizado –la mayoría había llegado de los departamentos que rodean a la capital mendocina– aplaudió y vivó las frases dirigidas a las entidades del campo. “Primero hay que comer en la Argentina y entonces después exportemos”, fue la expresión más festejada. Aunque Mendoza no sea una provincia exportadora de soja, el desabastecimiento también dejó sus efectos. Ayer todavía se podía ver un cartel con la leyenda “hay carnes” en el supermercado de San Martín al 800, pleno centro de la capital.
En el tramo final de su discurso, Kirchner tuvo un guiño cómplice para los gobernadores que lo acompañaban en el acto. Además del anfitrión Jaque, en el palco VIP estaban el chaqueño Jorge Capitanich y el sanjuanino José Luis Gioja. “Acá tenemos dos gobernadores jóvenes (dijo por Jaque y Capitanich) y otro que es más abuelito”, bromeó en referencia a Gioja. En medio del conflicto con los productores agrícolas y menos de 24 horas después de la renuncia del ministro Martín Lousteau, el ex presidente se hacía tiempo para los chistes. Pero para la despedida, el santacruceño retornó al tono épico y reforzó su promesa de que se pondrá al frente de la (futura) cruzada por la distribución del ingreso. “Este pingüino siempre va a estar al frente, luchando por las convicciones nacionales y populares”, aseguró.
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