EL PAíS • SUBNOTA › UNA RECORRIDA POR LAS ESQUINAS DE LA PROTESTA PORTEñA
Fueron algunos puntos clásicos: Santa Fe y Callao, Cabildo y Juramento. Y fue el Obelisco. Hubo bocinazos y mucha bandera argentina. La convocatoria fue por mails y mensajes de texto.
› Por Emilio Ruchansky
“No sé adónde vamos, yo sigo la turba”, decía anoche Pablo Arias, de estricta boina y bombacha, mientras caminaba sobre la Avenida 9 de Julio en dirección al Obelisco. “¿Sabés que hay grupos kirchneristas en la Plaza de Mayo?”, inquirió el cronista. “No, no sabía –respondió–, pero va a haber que enfrentarlos. Yo soy de Salta y estudio agronomía acá; mi familia había hecho inversiones y el Gobierno nos cagó todo.” Como Arias, al menos 4 mil personas marcharon al Obelisco. Ninguno se atrevió a ir a la Casa Rosada. También hubo cortes y cacerolazos en las esquinas, ya tradicionales, de quienes están “con el campo”: Callao y Santa Fe, Libertador y Salguero y Cabildo y Juramento. Los automovilistas no se quejaron y casi todos tocaron bocina en señal de apoyo.
La convocatoria en contra del Gobierno comenzó a las 20 y, como ocurrió el 27 de marzo pasado, se originó en una cadena de mails y mensajes de texto enviados masivamente por computadora. También ayudó el sonido de las primeras cacerolas multiplicados por la cobertura televisiva, lo que impulsó a los vecinos de Palermo y Belgrano a salir de sus casas y departamentos. Algunos optaron por colgar la bandera argentina en el auto y dar vueltas a los bocinazos, otros apoyaron desde el balcón, también había pequeños grupos, de 5 a 10 personas, que se pararon en esquinas como Avenida de Mayo y Callao o Acoyte y Rivadavia, donde terminaron sumándose casi 200 personas.
“Hace 40 minutos éramos seis y mirá lo que logramos”, señalaba Clara, una distinguida vecina de Palermo Chico, olla en mano, sobre avenida Libertador y Salguero. Eran las 21.30 y había casi 300 personas que de a poco fueron ocupando carriles hasta dejar uno solo para que pasen los autos. Allí, los hermanos Marcos y Santiago Distéfano lamentaban no poder cortar toda la calle. “Esto es por la situación general del campo y del pueblo”, gritaba Marcos, un joven de buen pasar envuelto en una bandera argentina. “No es sólo las retenciones, también está la inflación, el Indec, el caso Skanska”, enumeraba Santiago.
Muy cerca, un hombre mayor que se negó a dar su nombre hacía aplausos sordos con sus guantes puestos. Decía que esta situación lo tenía “movilizado” desde varias semanas atrás porque no le gusta “esta forma de gobierno autoritaria con funcionarios que tienen superpoderes”. Otros, como María, una abuela furiosa, acusaban a Cristina Fernández de “dictadora” y pedían su renuncia. “Lo que irritó a la gente es que (Luis) D’Elía sea el vocero oficial del Gobierno”, analizaba Nora, una empleada doméstica que estaba acompañando a su patrona.
“Fuimos sumando gente en las esquinas de Santa Fe, desde Scalabrini Ortiz hasta Callao. Después fuimos por Callao porque había más gente esperando en Las Heras y Libertador, muchos querían ir al Congreso pero al final agarramos la avenida Alvear y salimos a la 9 de Julio”, detalló Adriana, una productora ganadera de Dolores, provincia de Buenos Aires, que trabaja como kinesióloga en Capital Federal. La mujer estaba parada a pocos metros del Obelisco e insistía en que el negocio vacuno no es como la pesca. “La plata recién se ve a los tres años y yo el año pasado perdí como en la guerra porque subieron los impuestos, las vacunas, el alimento, ¡todo!”.
A pocas cuadras del Obelisco, un puñado de militantes kirchneristas se congregó en las cercanías de la Casa Rosada, bloqueando las dos diagonales que confluyen en la Plaza de Mayo (ver recuadro). Sin embargo, quienes encabezaron la marcha sólo tenían intención de concentrar en el Obelisco, ya que la en la manifestación anterior los piqueteros K se encargaron de defender la Plaza de Mayo a puño limpio. A diferencia de aquella vez, muchos vecinos decidieron quedarse en su esquina: es lo que pasó en Santa Fe y Pueyrredón, donde había 400 personas sobre la calle mientras el resto marchaba al Obelisco.
Allí y en las esquinas mencionadas se cantó el himno nacional y la clásica copla de las hinchadas de fútbol: “Olé, olé, olé, olé, para Cristina que lo mira por TV”.
Mientras los manifestantes opositores al Gobierno marchaban por Avenida del Libertador hacia el Obelisco, los Grupos del MTD-Evita, la Juventud Peronista-Identidad, el MUP y La Cámpora se concentraban en los alrededores de la Casa Rosada “en defensa del gobierno popular”.
Sobre Diagonal Norte, a metros de Plaza de Mayo, los militantes prokirchneristas levantaron una barricada con neumáticos encendidos y maderas. El objetivo era impedir la llegada de los “ruralistas” a la Plaza de Mayo.
Los militantes críticos que salieron a la calle convocados por cadenas de mensajes de texto y mails bajo la consigna “Basta Cristina” realizarán mañana su demostración de fuerza en el mismo escenario. La defensa de la aplicación de las “retenciones móviles” a la exportación de granos y oleaginosas unifica a los distintos grupos kirchneristas.
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