Jue 25.09.2008

EL PAíS • SUBNOTA  › LA EVALUACIóN EN LA COMITIVA DE LAS ACUSACIONES DE ANTONINI

En medio de un juego de pinzas

En la comitiva que acompaña a la Presidenta se quejaban por la credibilidad que se les da a las declaraciones del venezolano. De Vido aseguraba que conoció a Antonini Wilson a través de la foto de los diarios.

› Por Daniel Miguez

Desde Nueva York

Guido Antonini Wilson, un nombre que integrantes de este gobierno recordarán como una pesadilla por mucho tiempo. No por las pretendidas revelaciones, sobre las que altos funcionarios del kirchnerismo dicen sentirse muy seguros, sino porque lo que consideran –lo dijeron en Buenos Aires y lo repitieron ayer en esta ciudad a PáginaI12 – un juego de pinzas que aprieta al Gobierno. Por un lado, una movida de Estados Unidos en su enfrentamiento con Venezuela, que no cuidó que Argentina también se vería afectada. Por otro, la difusión con tono de credibilidad que se le da a las declaraciones del venezolano. Eso es lo que piensan en la cúpula del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.

Allí creen, adicionalmente, que ahora también se busca empañar el desempeño de la Presidenta en Nueva York. Las declaraciones de Antonini Wilson como testigo protegido del FBI a quien más golpean es, obviamente, al ministro de Planificación, Julio De Vido, ya que de él dijo que ofreció protección judicial para el delito que cometió. Y que le dio una palmadita en la Casa Rosada.

“Eso no resiste el menor análisis, le conocí la cara fue cuando apareció en los medios”, contó De Vido a los integrantes de la comitiva luego de conocida la declaración. A ellos repetía, en tono irónico: “Si pudiera dar protección me la daría a mí mismo, que tengo varias causas abiertas, y encima por hacer obras”. Y continuaba: “Además, Antonini Wilson tenía una falta aduanera. Pagaba la multa se llevaba el resto del dinero y listo. No lo quiso hacer porque venía con una intención clara”.

En el Gobierno ponen review para ver la película desde el principio y recuerdan que cuando en la Aduana –que depende del Gobierno, subrayan– lo pararon, dijo que llevaba libros. Como no le creyeron del todo le hicieron abrir el maletín y encontraron que había dinero. Le preguntaron si era de él y dijo que sí. Firmó un acta declarando eso. “¿Por qué dejó el dinero y se fue a Uruguay y de ahí a Estados Unidos?”, se preguntaba De Vido.

En el Gobierno evalúan dos hipótesis. Una es que efectivamente Antonini Wilson haya venido con un plan preparado para terminar incriminando a su ex socio Franklin Durán, acusado de ser un espía de Hugo Chávez en Estados Unidos. La duda de quienes sostienen esta hipótesis es si alguien en la Aduana sabía que el venezolano venía con una valija con dinero. La otra hipótesis es que Antonini Wilson trajo ese dinero para hacer una operación inmobiliaria, como declaró en el acta que le levantaron en Aeroparque, o para arreglar problemas que tenía en Uruguay. Y una vez descubierto fue contactado para que declarara contra Durán a cambio de algún beneficio.

La otra persona mencionada por el venezolano en su declaración en Miami fue el ya cesanteado Claudio Uberti, por entonces titular del Organo de Control de Concesiones Viales (Occovi). Antonini Wilson en el juicio dijo que el dinero estaba destinado a la campaña electoral de Cristina y que la valija era de Uberti. Según la visión del Gobierno, el pecado de Uberti fue acceder al pedido de directivos de la petrolera venezolana Pdvsa, que iban a viajar con él hacia Buenos Aires, para que admitiera a Antonini como pasajero.

“Lo que hizo Claudio humanamente fue lo correcto porque era una cuestión de cortesía ante un pedido de gente con la que estábamos trabajando en conjunto. Pero a la vista de las consecuencias que tuvo fue un error político y lo pagó. Fue relevado de inmediato”, recordaban en el entorno de De Vido, que era su superior jerárquico.

Evidentemente el tema preocupa a los integrantes de la comitiva. Los preocupaba ya en Buenos Aires, pero aquí tienen que hacer un esfuerzo para evitar que sea el eje del viaje de la Presidenta.

Lo que en verdad pareciera preocuparles del tema es cómo lo tomará la gente. “La cuestión es si la gente la va a creer a un delincuente que está prófugo de la Justicia argentina, como parecieran creerle algunos medios de comunicación, o nos cree que a nosotros”, le decía a PáginaI12 un funcionario. El consejo de De Vido a sus colaboradores: “Tenemos que tener las costillas duras y aguantar los golpes. Más no podemos hacer: decir la verdad, mostrar lo absurdo de las acusaciones y aguantar”.

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