En la Casa Rosada no anduvieron ayer con vueltas ni con eufemismos para demostrar el estado de ánimo de Eduardo Duhalde y los suyos frente al archivo del juicio político contra los miembros de la Corte Suprema de Justicia. “El Gobierno está muy satisfecho”, reconoció el jefe de Gabinete, Alfredo Atanasof, en su habitual encuentro de cada mañana con la prensa, horas después de que la Cámara de Diputados pusiera punto final al proceso abierto contra los supremos. Atanasof sostuvo que el tema del juicio a los ministros de la Corte “venía dilatándose y generando un clima de incertidumbre” y consideró que “hoy el país necesita estabilidad y certidumbre”, por lo cual “los poderes del Estado deben actuar en esa dirección”. El funcionario afirmó, además, que el Ejecutivo “trató de ser respetuoso de la división de poderes, pero entendía que no se podía tener en una situación de acusados a sus miembros, sin una resolución rápida” y negó injerencias del Fondo Monetario Internacional (FMI) al respecto. “No hay ningún documento que diga que había que resolver la situación de la Corte”, precisó, como si ese organismo dejara las huellas de esa clase de exigencias en los papeles.