EL PAíS • SUBNOTA › CFK INSISTIó EN QUE LA RELACIóN CON ESPAñA ES “óPTIMA”, ADMITIó “TORMENTAS” Y RECLAMó UN CAMBIO GLOBAL
En el cierre de la visita oficial, la Presidenta habló ante el Congreso español y en la Casa de las Américas. Reconoció “diferencias de enfoque”, pero destacó el trabajo conjunto para “profundizar el vínculo” entre las naciones.
› Por Daniel Miguez
En el segundo y último día de la visita a España, la presidenta Cristina Fernández insistió en que las relaciones entre los dos países son “óptimas” y están “mejor que nunca”, aunque admitió la incidencia de “tormentas económicas” y “diferencias de enfoque”. Lo hizo en el Congreso ante diputados y senadores que tuvieron asistencia casi perfecta, en una jornada que para ellos tendría su plato fuerte un poco más tarde, cuando interpelaron al presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, sobre las medidas que está tomando para enfrentar la crisis económica.
CFK entró al Congreso acompañada por Rodríguez Zapatero, quien le presentó al presidente del Senado, Javier Rojo, y al de Diputados, José Bono. Después de un intercambio de regalos, entraron al majestuoso recinto, donde aún se pueden ver las huellas de los disparos del general golpista Juan Antonio Tejero, cuando quiso tomar el Congreso a punta de pistola en 1981. Son huecos blancos en los frisos del techo abovedado y nunca fueron reparados, con la intención de que no se olvide el ataque a la entonces naciente democracia española.
“Para nosotros los países europeos son socios, pero con la Argentina somos hermanos y como hermanos hay soluciones a las discrepancias y complicidad en las coincidencias”, dijo Bono en su discurso. Tras enumerar las cosas que unen a ambos países, consideró que “no hay dos naciones en el mundo que tengan un vínculo tan fuerte”.
La Presidenta, a su turno, volvió sobre ideas que ya había expuesto en otras intervenciones aquí en Madrid. Propuso “construir otro capitalismo diferente al que vivimos hasta ahora” y señaló: “Muchas veces, el discurso único propuesto por el capitalismo que ya no es, invadió el discurso y el corazón de los partidos democráticos y populares. Eso nos pasó en la Argentina”. También reclamó que haya “organismos de crédito diferentes, con políticas diferentes y con representaciones diferentes” y dijo que así se podrá lograr “lo que siempre aspira un político, que es que la política vuelva a ser un instrumento que mejore la calidad de vida de nuestros representados”.
Sobre la relación entre ambas naciones, reconoció que “puede haber tormentas económicas, o diferencias de enfoque, pero lo más importante es demostrar que en estos cinco años no sólo había que crecer para poder generar rentabilidades, sino que a pesar de graves y severas dificultades no hemos hecho más que profundizar el vínculo”. Breve, tal como estaba pautado, su discurso cerró con un “¡viva España, viva la Argentina!”.
Rodríguez Zapatero acompañó a CFK hasta la puerta de salida y, cuando quiso regresar, se topó con gran cantidad de gente que salía detrás de la Presidenta. “Voy contra la corriente”, comentó al cruzarse con Página/12. Una voz cercana lo chicaneó: “Que no se te haga costumbre”.
Desde el Congreso, la Presidenta se dirigió a un homenaje en la Plaza de la Lealtad que, contra lo que podría suponer algún peronista despistado de la comitiva, recuerda a los héroes de la revuelta contra José Bonaparte el 2 de mayo de 1808.
Antes, pasó un cuarto de hora por el Consejo Iberoamericano que preside el uruguayo Enrique Iglesias y, de allí, caminó unos metros hasta la Casa de las Américas, donde un grupo de chicas y chicos jugaba a la rayuela sobre los cuadrados pintados adrede recordando la famosa novela de Julio Cortázar, cuya figura es homenajeada por estos días. CFK se acercó a los chicos, les dijo que era la Presidenta de la Argentina y que era la primera mujer en ocupar ese cargo. Después, dirigiéndose sólo a las chicas, les dijo que alguna de ellas quizá algún día podría serlo en España.
Ya dentro del antiguo edificio, dio un extenso discurso, tras haber sido presentada por la vicepresidenta del gobierno español, María Teresa Fernández de la Vega. “Se nota que es mi amiga”, bromeó Cristina Fernández, ante algún elogio de la vicepresidenta.
Antes de emprender el regreso a la Argentina, la última actividad de la Presidenta fue una cena que, en retribución, les ofreció a los reyes Juan Carlos y Sofía, en el Palacio de El Pardo.
Entre las actividades de la última jornada del viaje, la Presidenta descartó categóricamente “la creación de un fuero especial” para tratar los juicios en materia de derechos humanos. “Sería lo que buscarían aquellos que persiguen invalidar los juicios”, dijo y enfatizó que “lo peor que podría pasar es crear instrumentos legislativos que precisamente permitieran a quienes están acusados y están siendo juzgados” pedir la nulidad “alegando que se los saca del juez natural y de principios básicos del derecho penal occidental”. Cristina Fernández admitió que “hay un escenario de fuerte retraso y demora en los juicios en materia de derechos humanos” en el país, pero aclaró que esa situación “viene de unos cuantos años, porque estamos a 25 años de democracia” y resaltó la necesidad de que “sean juzgados y castigados todos aquellos que han violado derechos humanos”.
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