¿Qué balance hace de la crisis internacional y del impacto en la Argentina? ¿El Gobierno está implementando las políticas adecuadas?

–La situación es particularmente difícil. Para la Argentina es muy difícil porque es una crisis que no provocó y por lo tanto no tiene las herramientas para resolverla. En la Argentina está empezando a repercutir con caídas de la producción y de las ventas. El 96 por ciento de nuestras exportaciones están destinadas a países que ya se declararon en recesión. Eso demuestra la magnitud de la crisis. ¿Qué es lo que hace el Gobierno? Controla el gasto, que está bien, cuida las finanzas públicas, que está bien, y al mismo tiempo trata de promover el consumo y la actividad. ¿Cómo? Con la obra pública. Y con los planes que impulsan a gastar. Cómprese heladera, cómprese cocina.

–Hay críticas a la instrumentación de esos planes.

–El plan de heladeras funciona muy bien. Sobre los otros escuché críticas. Si así fuera, hay que corregirlo. Hay que hacerlos funcionar. Creo, además, que hay que poner plata a los sectores más bajos de la sociedad, que son los que más consumen. Porque tienen más dificultades para el ahorro y entonces lo que tienen lo consumen. El Gobierno está haciendo lo que hay que hacer en un proceso que es la antesala de una recesión. Tiene el problema de que gran parte de las medidas están originadas en el crédito y hay dificultades, por desconfianza, en dar y tomar crédito.

–¿Qué evaluación hace de la fuga de capitales del año pasado?

–Fue muy importante, como lo fue en todo el mundo. La fuga de capitales también hizo bajar los commodities. Era gente que se había escapado del mundo financiero central y había ido a apostar al petróleo y a los commodities cerealeros y oleaginosos. Esa plata salió. Y en la Argentina pasó, como en todo el mundo. Hubiera sido mejor que no ocurriera, pero pasó sin alteraciones, sin corrida bancaria, sin alteraciones en el precio de la divisa. Cuando pasó en la convertibilidad deparó el corralito y la crisis política más grande que la Argentina ha tenido en este siglo. Ahora, nada de eso pasó. Eso también habla de que la política de ahorro que Kirchner promovió tuvo sentido. No hay que olvidarse de que Kirchner recibió el país con 8 mil millones de dólares en reservas y dejó un país con 50 mil millones de dólares en reservas.