Dom 03.11.2002

EL PAíS • SUBNOTA  › EL DOCUMENTO TECNICO DE LA CTA

Los tres reconocimientos

› Por Santiago Rodríguez

La victoria de Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil reavivó una vieja duda en Víctor De Gennaro, secretario general de la Central de Trabajadores Argentinos: si lanzarse por fin a la política directa, impulsando la creación de un partido. De Gennaro y la CTA todavía no definieron qué harán a corto plazo. En cambio, algo es seguro. Si se lanzan, usarán como catapulta un documento en el que, según creen los técnicos de la central obrera opositora, debería basarse la discusión de una propuesta para cambiar de modelo.
El documento en cuestión fue elaborado por el Instituto de Estudios y Formación de la CTA. Su titular, el economista Claudio Lozano, precisó a Página/12 que “no entendemos que se trate de un programa acabado y terminado, sino que la idea es que sirva para la discusión con las organizaciones que integran la CTA y con otros movimientos sociales sobre los términos políticos para la salida de la crisis, desde ya opuestos a los contenidos que se están discutiendo en el marco del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI)”. Si bien Lozano aclaró que la propuesta no es un programa de gobierno ni mucho menos, consideró sí que puede ser la “base sobre la cual construir un nuevo movimiento político” en la Argentina.
La propuesta, diseñada por los técnicos que trabajan en la CTA, parte de lo que Lozano calificó como “tres grandes reconocimientos de la historia reciente” del país. El primero de esos “reconocimientos” es que el golpe de Estado del ‘76 tuvo por objeto romper la matriz distributiva de la sociedad argentina y sentar las bases de una estrategia de desigualdad. Otro aspecto que se plantea como ineludible de reconocer para encarar una salida a la crisis es el “fenómeno de ausencia de la burguesía nacional” que se registra tras las privatizaciones y los procesos de liquidación de los sectores del empresariado nacional y de concentración de capitales. “Esto no quiere decir que no haya empresarios –apuntó Lozano–, sino que los sectores fundamentales de la vida económica del país están en manos extranjeras o de grandes grupos fuertemente transnacionalizados.” Por último, se plantea que para ser capaces de ofrecer una alternativa al modelo actual el poder político debe tener autonomía con respecto a esa cúpula económica.
Los principios que comandan la propuesta también son tres. Uno, que es imprescindible reemplazar la matriz distributiva, “lo cual –dejó en claro Lozano– no supone volver al ‘75, sino modificarla”. Dos, que esa nueva matriz distributiva sólo se sostiene en el marco de políticas de recomposición de la autonomía nacional y de una expansión de la perspectiva regional. Y tres, que el cumplimiento de esos dos principios será únicamente posible en tanto y en cuanto se ponga en marcha un proceso de profunda democratización.
Para cada uno de esos principios se plantean objetivos y ejes de reactivación y los más extensos tienen que ver con el reemplazo de la actual matriz distributiva. En este punto, los técnicos de la CTA exponen una vez más la necesidad de implementar un shock distributivo para garantizar que ningún hogar continúe por debajo de línea de pobreza, mediante la puesta en marcha del Seguro de Empleo y Formación para todos los jefes y jefas de hogar desocupados y las asignaciones universal por hijo y para mayores de 60 y 65 años fuera del régimen previsional. “Para eso se calcula que serían necesarios 18 mil millones de pesos, lo que equivale al 5 por ciento del PBI”, detalló Lozano.
Otro de los objetivos planteados es retener el excedente generado dentro de la economía local; es decir impedir la fuga de capitales mediante la implementación de restricciones a su movimiento y la aceptación de las inversiones básicamente productivas en lugar de aquellas que persigan fines especulativos. Por otro lado, se plantea establecer el control del mercado cambiario y de la oferta de divisas, la administración del valor dólar en función del objetivo de crecimiento y de modificación de la matriz de distribución y la puesta en marcha de una reforma monetaria, que contemple la emisión de una nueva moneda no convertible.
La reconstrucción del sistema nacional de crédito y fomento a la inversión productiva aparece también en la nómina de objetivos. En ese aspecto se propone reordenar el sistema financiero bajo el régimen de servicio público, privilegiar el papel de la banca pública y tender a una centralización de depósitos por vía de un sistema en el que las entidades bancarias actúen por cuenta y orden del Banco Central y sobre la base de definición de líneas de crédito vinculadas al fomento regional y sectorial.
Un cuarto punto es la revisión de la actual apertura comercial. A lo que se apunta en ese sentido es a mejorar las condiciones de protección efectiva de la producción local y a permitir el ingreso de aquellos insumos que permitan el incremento de la colocación de productos argentinos en el mercado internacional.
El quinto objetivo que se plantea para modificar la distribución del ingreso es la regulación del capital extranjero y del conjunto del capital concentrado local, privilegiando estrategias de desarrollo más integrado y fomentando la investigación en ciencia y tecnología.
La modificación del sistema de seguridad social sobre la base de retomar el control de los fondos de las AFJP es el eje central del replanteo del actual sistema fiscal. Para alcanzar ese objetivo se impulsa también una drástica reforma tributaria, sostenida en la eliminación de las exenciones al impuesto a las Ganancias, la restitución del impuesto al Patrimonio así como también de los aportes patronales para bienes transables al nivel del ‘94 y una mayor presión tributaria sobre el consumo superior.
Los economistas de la CTA también trazan como objetivo la renacionalización y el adecuado control público de áreas privatizadas. “Debe hacerse un balance de la relación entre el Estado y las empresas durante la última década sobre la base de entender que estas empresas le deben al Estado en tanto violaron ley ajuste de tarifas, no respetaron la ley de Compre Nacional ni tampoco los contratos que establecían que las reducciones en la carga tributaria debían ser transferidos a las tarifas”, comentó Lozano. Al respecto agregó que “la intervención pública debe apuntar a establecer tarifas acordes a la nueva distribución del ingreso, a que el poder de compra de esas empresas se vincule con firmas locales, y a garantizar el control sobre la explotación de los recursos naturales de carácter no renovable”.
Por último, en materia de objetivos se propone regular los fenómenos de concentración en el campo comercialización; en particular a los que afectan a las economías regionales y al hipermercadismo.
Los ejes de reactivación enunciados como necesarios para garantizar una adecuada distribución del ingreso son cuatro. En primer término, la reindustrialización con objetivo de maximizar el empleo y mejorar el balance de divisas. En segundo lugar, la reactivación de la obra pública, principalmente la autoconstrucción de viviendas populares, los planes viales, la forestación y las obras necesarias para la producción agropecuaria. Para la realización de esas obras se contempla la participación de los beneficiarios de los Seguros de Empleo y Formación, así como también en la reactivación de la capacidad del Estado de prestar los servicios esenciales, el tercero de los ejes de reactivación que consigna la propuesta de la CTA. La última de las herramientas de reactivación es el desarrollo de las economías regionales.
La solución que los técnicos de la CTA proponen dar al tema de la deuda figura entre los objetivos trazados para la reconstrucción de la autonomía nacional. En síntesis lo que plantean es modificar la posición argentina en relación con los organismos internacionales de crédito y establecer como principio que “el pueblo no debe seguir pagando los costos del endeudamiento ni en términos de mayor penuria social ni de mayor destrucción productiva. Lozano expuso que “hay que poner sobre la mesa de negociación el tema de la fuga de capitales porque por cada dólar de deuda hay un dólar fugado. Esto implica plantearle a los países acreedores acuerdos de cooperación tributaria que permitan hacer descansar la devolución de los créditos en los capitales fugados al exterior”.
En cuanto a la democratización que los hombres de la CTA consideran indispensable para modificar la distribución del ingreso y reconstruir la autonomía nacional, se destaca la necesidad de readecuar la relación entre capital y trabajo mediante nuevas formas de organización sindical. Entre otras iniciativas se impulsa la agrupación de los trabajadores por grupo empresario en lugar de por rama de actividad como se da en la actualidad, así como potenciar las organización de los trabajadores y la comunidad en los ámbitos territoriales para poner en debate estrategias participativas de asignación recursos públicos.

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