Convocada para la hora de la siesta, la asamblea ambientalista de Gualeguaychú logró reunir a miles de personas a las orillas del río Uruguay. Según los cálculos de los organizadores, los manifestantes llegaron a sumar 50 mil. Ante la inmensa construcción blanca donde funciona la planta de celulosa de Botnia, los ambientalistas reunieron a asambleas locales y vecinas para demostrar que “el tiempo no nos ha mellado el reclamo”.

La convocatoria se hizo a días del comienzo en la Corte de La Haya de las audiencias finales del juicio iniciado por la Argentina contra el Uruguay por la supuesta violación del Tratado del Río Uruguay (ver nota aparte). La asamblea de vecinos insistió en su protesta y su repudio a la instalación de la pastera, pidió “que Botnia sea desmantelada” y rechazó cualquier “resarcimiento” que se ofrezca.

“Esto lo hicimos para apoyar al Gobierno argentino en su reclamo contra Uruguay”, dijo a Página/12 José Pouler, un ambientalista de la asamblea de vecinos. “Pero además es una forma de hacerle saber a la Corte de La Haya que, más allá del tiempo que pasó y de cuál sea su fallo, acá todavía tenemos un pueblo movilizado que no otorga la licencia social a la fábrica.”

Los asambleístas empezaron a caminar durante el mediodía de ayer a la localidad de Arroyo Seco, el sitio donde está instalado el corte de la ruta internacional que une a la Argentina con la localidad uruguaya de Fray Bentos. Hasta la frontera se movilizaron asambleas locales y también de Concordia, Colón, Buenos Aires y hasta de Uruguay.

Las protestas contra las papeleras comenzaron en 2003 tras el anuncio de la instalación de la española Ence en la zona. La primera marcha hasta el puente se hizo el 30 de abril de 2005, una fecha que a esta altura es emblemática. “En abril se hacen las marchas más importantes –dice Pouler–-. Esta la hicimos de apuro por las audiencias, pero calculamos que hubo 50 mil personas que llegaron caminando, en autos y hasta en camiones jaula.”

Durante la tarde de ayer, los vecinos leyeron una proclama en la que indicaron los puntos más importantes del reclamo. Dijeron que “cualquiera sea el fallo, vamos a seguir luchando para que las industrias sucias no vengan a traernos su basura”. Pidieron a la Corte Internacional que “no prioricen la rentabilidad de las multinacionales”. Y que si “dirimen un conflicto que involucra nuestras vidas, escuchen el clamor de los pueblos latinoamericanos y entiendan que somos víctimas de negociados inescrupulosos e infames del Banco Mundial”.