Miércoles, 28 de octubre de 2009 | Hoy
EL PAíS › LLAMATIVAS DECLARACIONES DE UN POLICíA MISIONERO
Diego Guarda, uno de los policías misioneros procesados por el juez Norberto Oyarbide por el espionaje a Sergio Burstein, de Familiares de las víctimas del atentado a la AMIA, y al empresario Carlos Avila, se despidió de tribunales con una frase de colección: “Quiero agradecer a Sergio (por Burstein), que hizo las denuncias y permitió que descubriéramos el engaño de ese hombre”, dijo en relación con Ciro James. Aunque recuperó la libertad, Guarda quedó comprometido como coautor de las escuchas ilegales que –según la investigación– orquestó junto con James, que permanece detenido y recusó al magistrado para que sea apartado de la causa.
Guarda es auxiliar de inteligencia en la División Robos y Hurtos de la policía de Misiones. Como oficial a cargo de la pesquisa, elevaba los pedidos para intervenir teléfonos. Quien los firmaba y presentaba al juzgado era el jefe de Homicidios, Raúl Rojas, también procesado y liberado. Rojas incluso fue quien tramitó la autorización para que James retirara los casetes con las escuchas de la Dirección de Observaciones Judiciales de la SIDE, en Capital Federal.
Oyarbide resolvería entre hoy y mañana la situación procesal del comisario Rubén Quintana, un alto jefe de la policía misionera, también imputado. Además, debe pronunciarse sobre la recusación que presentó en su contra el abogado de James, Luis Hernández, acusándolo de prejuzgamiento por sus declaraciones a los medios. Si la rechaza, deberá definir la Sala I de la Cámara Federal, que interviene en este expediente.
La teoría de Guarda es que James lo “traicionó” porque le proporcionó “datos falsos” que vinculaban a Burstein y a Avila con un prófugo en la causa por el asesinato de un contador, lo que posibilitó que fueran ordenadas las escuchas a través del juzgado 1 de Posadas, a cargo de ese caso. De todos modos aseguró que él desconocía a quién pertenecían los números telefónicos que proporcionó James, con quien tenía confianza por haber trabajado juntos en varios casos en Misiones desde 2005. Según el procesamiento firmado por Oyarbide, Guarda y James se comunicaban entre sí en fechas coincidentes con las pinchaduras ilegales.
Uno de los abogados de Guarda, Carlos Broitman, sostuvo que “la Policía Federal, la policía de Misiones y la SIDE fueron víctimas y fueron llevadas al engaño por James”. El letrado apuntó al comisario retirado Jorge “Fino” Palacios, ex jefe de la Policía Metropolitana: “Acá se quiso formar una inteligencia paralela”, dijo.
El juzgado ahora intentará avanzar en desentrañar quién estuvo detrás de las pinchaduras. Está claro que las de Burstein fueron en agosto y septiembre últimos, cuando James estaba con un pie afuera de la Policía Federal y concurriendo con asiduidad a las oficinas de la Metropolitana. A la nueva fuerza, dijo, ingresaría de la mano de Palacios, que lo recomendó. Las escuchas a Avila arrancan en 2007, cuando el espía revistaba en inteligencia de la Superintendencia de Investigaciones de la Federal, donde conoció al Fino. Recién en 2008 ingresa al Ministerio de Educación porteño, con funciones nada claras.
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