EL PAíS • SUBNOTA
› Por Diego Martínez
Dos días después de la audiencia inicial del juicio a los represores de la ESMA, durante la cual se leyó el requerimiento de elevación a juicio del fiscal federal Eduardo Taiano, una voz anónima dejó un mensaje inquietante en el único teléfono de línea registrado en guía con el apellido del magistrado. “Dormí tranquilo, tío. El mensaje es para Federico”, fue lo único que dijo el hombre de voz gutural que el domingo a las 22.30 llamó a la casa de la madre de Taiano, de 79 años. Federico es el nombre del hijo del representante del Ministerio Público, quien desde 2003, cuando se reabrió la causa, investiga los crímenes de lesa humanidad cometidos por la Armada durante la última dictadura. Tres años atrás Federico fue secuestrado por desconocidos durante media hora, aunque sólo le robaron la tarjeta del padre que llevaba en la billetera. Consultado por Página/12, Taiano no dudó en vincular el llamado anónimo con el inicio del juicio a Acosta, Astiz y Cía., y al tiempo que recibía la causa por interferencias en las comunicaciones del helicóptero presidencial, ocurridas el mismo día del inicio del juicio por la ESMA, formuló la denuncia ante el fiscal Gerardo Di Massi. La investigación quedó radicada por sorteo en el juzgado de Sergio Torres, el responsable de la megacausa ESMA. La Procuración General de la Nación dispuso ayer mismo custodiar la casa de la madre de Taiano en el barrio de Barracas. Más allá de los 16 represores que comenzaron a ser juzgados la semana pasada, la megacausa ESMA tiene más de medio centenar de procesados con preventiva y seis prófugos. Tal como informó Página/12, también siguen libres e impunes 28 ex miembros del Grupo de Tareas 3.3 condecorados por participar en “operaciones reales de combate”.
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