Lunes, 5 de abril de 2010 | Hoy
EL PAíS › OPINIóN
Por Eduardo López *
A través de esta carta queremos hacerle llegar al ministro de Educación, Esteban Bullrich, algunas impresiones acerca del acto de censura realizado por ese ministerio sobre los documentos curriculares del Bicentenario y la reciente publicación de esos materiales en la página web personal de Bullrich.
Dichos documentos fueron elaborados por especialistas de la Dirección de Curricula del gobierno de la ciudad durante 15 meses, recorren 200 años de historia argentina y tratan, entre otros temas, las formas de resistencia de los esclavos, las asociaciones de inmigrantes, la ley de residencia de extranjeros de 1902, las mujeres y los derechos políticos, los golpes militares, la Noche de los Bastones Largos, las asociaciones de derechos humanos, la libertad de expresión y finaliza con el tema de los pueblos originarios y el retorno a la democracia de 1983.
¿Alguien puede pensar que los docentes vamos a dejar de tratar estos temas en el aula por el solo hecho de que el gobierno de la ciudad no quiera publicarlos? Si alguien piensa eso, es porque no conoce a los docentes.
Queremos saludar el hecho de que el ministro haya “acusado recibo” después de la denuncia pública de censura ideológica que hemos realizado. Las múltiples manifestaciones de apoyo no sólo provinieron de la comunidad educativa porteña, sino de departamentos de investigación y ciencias sociales de casas de altos estudios de los más variados lugares de nuestro país. Sin embargo, lamentamos su forma de reaccionar a esa demanda: que ningún conocimiento sea vedado a los docentes y estudiantes de la ciudad nos lleva a un debate que atrasa entre 200 y 300 años.
En la nota introductoria al material en cuestión que incorporó a la página estebanbullrich.com.ar, Bullrich escribe: “Decidí subir en mi web los contenidos sobre el Bicentenario que se habían elaborado para el nivel medio para demostrar que esto no se trata de un acto de censura”. Este comentario que confunde peligrosamente lo público con lo privado es el que parece ignorar tres siglos de historia política. La concepción del funcionario como equivalente a la institución estatal, “el Estado soy yo”, es propia del absolutismo monárquico del 1700 y no de una república, no digamos del siglo XXI, sino al menos decimonónica. Que el ministro publique en forma personal los materiales censurados por el ministerio, lejos de demostrar algo en relación con la censura gubernamental, nos llena de interrogantes en torno de la propiedad intelectual de esos documentos y la arbitrariedad de los funcionarios públicos.
Pero esto no es lo más grave de sus apreciaciones. Renglón seguido, en su web, sostiene: “Como ministro de Educación no puedo permitir que se publiquen materiales con alguna tendencia ideológica”.
En esa sencilla afirmación confirma lo que intenta negar. Es decir, impide su publicación, ergo, censura, porque los materiales tienen una tendencia ideológica. Sinceramente, nos incomoda tener que recordarle al señor ministro que no hay acto más profundamente ideológico que negar la ideología. ¿Acaso se podría mencionar un solo libro de historia carente de ideología? Ni siquiera confeccionando un manual con puras hojas en blanco podría escapar de esa presencia subyacente. Hasta en ese pretendido silencio estaría hablando alguna tendencia ideológica. En todo caso, el ministro podría ofrecer otra (u otras) perspectiva(s) ideológica(s) para confrontar, pero suprimir todas las ideologías sólo sirve para esconder la propia. No pretendemos que Bullrich sea un especialista en Ciencias Sociales, pero los debates en este campo que derribaron la pretensión de objetividad y neutralidad deberían estar a la mano de un ministro de Educación.
En este sentido, una frase de su difusa aclaración no nos provoca más que desconcierto. Allí explica que “la principal razón por la cual tomamos esta decisión (la de no publicar los documentos) es que el material de media establece contenidos conceptuales”. Ahora bien, sin este tipo de contenidos ya no sólo es imposible abordar la historia sino cualquier forma de conocimiento. ¿Cómo podrían nuestros alumnos aprender sin contenidos conceptuales? Es francamente enigmático.
Por todo esto, seguiremos reclamando que publique, el ministerio que Bullrich conduce y no un particular, estos documentos curriculares que, dicho sea de paso, fueron realizados por el propio ministerio. Con ese objeto, le informamos que concurriremos el viernes 9 de abril, a las 14.30, a la Legislatura de la ciudad, junto a todos los ciudadanos y ciudadanas que quieran acompañarnos para que los representantes del pueblo de la ciudad tomen cartas en este asunto que afecta el derecho constitucional a una educación democrática. Desde allí convocaremos, si la situación de censura no se revierte, a una Multisectorial contra toda forma de censura educativa en la ciudad.
* Secretario general de UTE-Ctera.
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