Mercedes Marcó del Pont siguió la sesión del Senado en la que se aprobó su pliego como presidenta del Banco Central desde su despacho. La acompañaban tres de sus colaboradores más cercanos y el director Miguel Angel Pesce, todos prendidos del televisor. “Teníamos confianza en lo que nos había dicho (el senador) Pichetto, pero también había nervios por lo ajustado del resultado”, confió uno de ellos a Página/12. El jefe del bloque oficialista había transmitido que tenían indicios de la abstención de Carlos Menem, como finalmente ocurrió. En los minutos finales antes de la votación, la funcionaria y sus acompañantes hacían esfuerzos por recordar qué había dicho el ex presidente sobre ella, y si bien destacaban que la había elogiado, también les pesaba que votó en su contra en la Comisión de Acuerdos del Senado cuando se emitió dictamen sobre su situación. Cuando Julio Cobos confirmó el resultado favorable al nombramiento, en el despacho hubo una pequeña explosión: todos se pararon, aplaudieron y saludaron a Marcó del Pont con besos y abrazos.

Los festejos fueron cortos. La presidenta del Central había cancelado una reunión con un grupo de directores que tenía pautada para las cuatro de la tarde a la espera de la resolución del Congreso. Levantó la agenda en cuanto recibió la noticia de que había quórum en el Senado y que faltaban dos legisladores que habían anticipado el voto favorable a su designación. “Una derrota hubiera sido terrible”, admitió uno de sus allegados a este diario al relatar los minutos de tensión que se vivieron en ese momento. Había sorpresa porque una votación que semanas atrás parecía asegurada de pronto se convertía en algo incierto. Sin embargo, luego se aferraron a los informes que llegaban desde el bloque oficialista de la Cámara alta, que volvían a transmitir esperanza.

La ratificación de Marcó del Pont en el cargo hasta septiembre, para completar el mandato de Martín Redrado, “le da más fuerza y legitimidad a la gestión para tomar decisiones fuertes”, según interpretaron en el BCRA. Distintas fuentes de la entidad reconocieron que si bien la presidenta intentó empezar con los cambios, la indefinición sobre su situación conspiró contra la idea de imprimirles mayor velocidad. “No se frenó nada trascendental que ya estuviera trabajado, pero en algunos aspectos había cierta timidez”, admitió un director. “Las comisiones de Normas, Presupuesto, Exteriores y Cambios todavía no se reunieron ni una sola vez. Hay cosas paradas. Mercedes todavía no le agarró la manija a la pelota”, definió otra alta fuente. “El mes pasado no pudo viajar a la reunión de directores de bancos centrales en Basilea porque no se sabía si le aprobaban el pliego”, agregó un tercero.

Los cambios en cuestión pasan por la adopción de una serie de medidas que dinamicen el crédito a la producción y fomenten el desarrollo. Lo único en que se pudo avanzar hasta el momento es en un proyecto para federalizar los servicios de las entidades financieras, para que operen en localidades del interior del país poco rentables. Esa iniciativa será discutida hoy en la reunión de directorio de la entidad y podría ser instrumentada en las próximas semanas. En el actual mandato, por ahora no hay planes de avanzar con reformas más de fondo, como la modificación de la Carta Orgánica del BCRA o el cambio a la Ley de Entidades Financieras de Martínez de Hoz. En este caso, en el Central esperan que el diputado Carlos Heller presente el proyecto que está preparando hace tiempo.

En septiembre hay que renovar la presidencia del Central y la mitad del directorio. A esta altura se supone que el Gobierno volverá a postular a Marcó del Pont para el primer cargo, mientras que en los próximos meses habrá mucho movimiento en torno de las designaciones en el directorio. “La etapa fuerte de trabajo será desde ahora hasta el Mundial de Fútbol”, avisó un alto funcionario. “Después vendrá el baile por quién queda y quién se va del directorio”, completó.