EL PAíS
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La economía en el centro
por Andrés Ferrari*
La economía no existe por sí sola, depende de otros factores humanos. Teniendo en cuenta que por fin se ha salido de la convertibilidad en términos amplios y de todo lo que implicaba, la economía está repuntando. Aunque se está lejos de configurar una situación primermundista, antes sólo se garantizaba el empeoramiento. Los hechos muestran bastantes signos pequeños de repunte económico. Desde lo político y social se puedan ver las mejoras económicas como un camino a seguir porque, por ejemplo, si un empresario está a punto de cerrar o achicarse y toma nota de este repunte, puede decidir lo contrario, gracias a que la economía no es un ente separado. La mejora se debe valorizar y sostener, pero si no se toma nota, seguirán las quimeras mágicas del uno a uno y la dolarización, que sería un paso atrás. Valorizar el repunte no es valorizar particularmente a Eduardo Duhalde o Roberto Lavagna, sino que se ha salido de un contexto que llevaba a la economía a una situación que inevitablemente iba a empeorar. La devaluación puede repuntar el mercado interno y la producción. Se ha pasado de una situación a otra y ha permitido dar vida a sectores y empresas que estaban llegando a la muerte.
Esto marca el camino que impactará en lo político y social. La intensidad y cantidad de protestas sociales de ahora ha disminuido comparada con el ‘97. La tensión también es menor. Durante los últimos años de convertibilidad la protesta se había vuelto costumbre. Si bien ahora no estamos en un lecho de rosas, antes estábamos en un camino de recesión permanente. La convertibilidad no era sólo el uno a uno, sino que implicaba la salida de capitales y el peso del pago de la deuda en el gasto público. Ahora el contexto es mejor para que puedan sobrevivir sectores que iban al cierre, y el impacto de esta mejora en lo político ya se está sintiendo, porque coloca la discusión en otros términos. Antes la temática era el déficit fiscal y ahora es la actividad interna; antes era el mantener uno a uno y ahora es el nivel de empleo. Esto marca el cambio de contexto más importante. El debate está centrado en la producción, el crecimiento y el nivel de empleo más que el acuerdo con el Fondo. El efecto político es que ahora no se puede ganar una elección prometiendo el uno a uno como pasó con Fernando de la Rúa, o si algún candidato promete dolarizar. Los discursos políticos reflejan el mundo económico. La convertibilidad fue una locura y un suicidio. No creo que las fantasías y promesas de primer mundo tiren abajo estos cambios concretos, como hacer eje en el Mercosur y Brasil en lugar de ALCA.
* Economista.
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