De esta pareja, ¡tan pareja! preferí siempre a Cristina.

Por solidaridad de género, tal vez. Por admiración a una mujer que me representa con sus impecables palabras. Por su belleza maternal y femenina. Por su integridad y su entereza.

En las imágenes que pasan por la tele ahora vuelvo a mirar a Néstor y veo gestos, miradas, sonrisas, alegría en las que no había reparado antes. Tal vez por eso de que no observamos tanto lo que creemos tener para siempre. Y entiendo, no casualmente entonces, que esta pareja de militantes, jóvenes de los ’70 que se han enamorado en esa militancia, estén encarnando la restauración del vínculo entre el amor y la política.

Hoy, muchísimos jóvenes se asumen naturalmente como sujetos políticos con fuertes deseos y anhelos. En estas horas, en “la Plaza”, vivimos el profundo sentir de miles de argentinos que involucran sus lágrimas, sus brazos, sus bocas, sus voces, sus poros emocionados.

¡Ay!, mi querido Néstor. ¡Tanto has hecho, tanto por hacer todavía y no te aguantó el cuerpo, compañero! Sin embargo, sabiamente, tu ausencia nos muestra que es hora de que seamos un cuerpo social. Y esto significa que no sólo podamos pensarnos como argentinos sino que podamos estar, podamos movernos, mirarnos, hablarnos. Ser en un cuerpo social y político es poder hacernos cargo de las contradicciones que la pasión y la emoción nunca dejan de lado y con las que inevitablemente nos debemos convocar y comprometer como parte de esta hermosa patria.

Los Kirchner, su proyecto y nuestra Argentina me han tocado el corazón. Mi compromiso está presente.

Inés Gimena Pérez