Ya lanzado de cabeza a la campaña por la Jefatura de Gobierno porteña, el ministro de Economía, Amado Boudou, cerró el año rodeado de artistas con un brindis en el que buscó poner énfasis en el perfil cultural que le dará a su hipotética gestión. Tras un par de números musicales, Boudou dio un breve e improvisado discurso y remató el encuentro cantando, guitarra en mano. Aunque sobre el escenario evitó dar definiciones políticas, en un breve diálogo con la prensa en la puerta del Centro Cultural Torquato Tasso, donde se llevó a cabo la actividad, atacó con dureza al jefe de la Ciudad, Mauricio Macri. “Todos los problemas los tuvo que resolver el gobierno nacional, porque Macri no solucionó nada”, disparó.

El Tasso, sancta sanctorum del peronismo porteño, estaba repleto pasada la una del mediodía, la hora que figuraba en las invitaciones. Esta vez no había choripanes, sino más refinados sandwiches de peceto con lechuga y tomate, además de las consabidas empanadas de carne y la pizza. El vino, por supuesto, no faltaba. Entre militantes, curiosos y periodistas alternaba una nutrida comitiva musical, que incluía desde leyendas del tango (Leopoldo Federico y Rodolfo Mederos) hasta estrellas de rock (Juanse y Sarcófago, de Los Ratones Paranoicos), y habitués kirchneristas como Ignacio Copani y Fena Della Maggiora. Otras artes también tenían su comitiva: la actriz Haydée Padilla, su colega Fernando Lúpiz y el humorista Rudy Chernicof ocupaban lugares en las primeras filas.

Por el contrario, no hubo muchos representantes del mundillo de la política: el sindicalista Alejandro Amor (titular de las 62 Organizaciones Peronistas de Capital) ofició como anfitrión del encuentro, recibiendo a los que iban llegando. Entre la concurrencia se dejaron ver el legislador porteño Juan Cabandié y el senador por la provincia de Buenos Aires Eric Calcagno. La CGT, que apadrina la candidatura de Boudou, hizo llegar su apoyo a través de los saludos del titular de Sutecba, Amadeo Genta, y del secretario general de la Central, Hugo Moyano.

Pocos minutos antes de las 14, llegó Boudou al local ubicado frente al Parque Lezama. En la puerta se detuvo a hablar con la prensa, y dejó caer fuertes críticas al gobierno PRO. Macri “hubiera preferido desalojar el predio a palazos”, sostuvo el ministro, consultado sobre el desalojo del Club Albariño, en el barrio de Lugano. “La presencia del Estado es importante y los problemas se deben resolver con métodos acordes con la democracia –agregó–. Con el método Macri el desenlace hubiera sido muy triste para una ciudad como la de Buenos Aires.”

Hubo dos breves números musicales: el primero, de aires rioplatenses, a cargo de Juan Subirá (ex Bersuit Vergarabat) y el murguero Ariel Prat; el segundo, tanguero, con el maestro Leopoldo Federico al bandoneón, acompañado en guitarra por Hugo Rivas. Luego de unas escuetas palabras de Amor, fue finalmente el turno de Boudou, que subió al escenario para improvisar un discurso con pocas definiciones políticas: llamó a “recuperar la Ciudad” de las manos de un gobierno que “ha ido convirtiendo la agenda cultural en una agenda de negocios”. Mencionó el apoyo de los trabajadores de los teatros Colón y San Martín y prometió “convertir la Ciudad en un inmenso espacio cultural”.

Para terminar, y ante el pedido del público, el ministro tomó una guitarra e invitó a Manu Quieto, cantante de La Mancha de Rolando, a subir al escenario y sentarse al piano. Juntos, a dúo, hicieron la canción “Dónde vamos”, de esa banda. No hubo tiempo para bises: sólo restaba la marcha peronista, que fue cantada, como corresponde, de viva voz por toda la concurrencia.