EL PAíS • SUBNOTA
› Por Mariana Carbajal
El 4 de febrero, el Comité de Bioética del Hospital Garrahan emitió un dictamen que rechazó el pedido de Melina González de una sedación profunda para perder la conciencia hasta la muerte. Su solicitud fue analizada por el cuerpo, según consta en el acta a la que accedió Página/12, en una reunión convocada el 28 de enero. Aunque la resolución del Comité no es vinculante, tiene carácter de recomendación, los médicos que la tratan no han accedido a su voluntad. Alegan que su cuadro no es terminal. Al menos, ésa era la situación hasta la sedación de los últimos días, aunque la madre de Melina no sabe si será permanente. El dictamen lleva la firma de la coordinadora del cuerpo, la doctora Fernanda Ledesma. “La sedación paliativa terminal es un procedimiento médicamente procedente y éticamente aceptado frente a pacientes que se encuentran próximos a la muerte y para los cuales se carece ya de toda medida terapéutica alternativa que pueda siquiera brindarle algo de confort. Pero fuera de las situaciones previstas clínicamente no resulta una medida adecuada ni justificada. Por ello mismo, y a medida que evolucione, el equipo de salud deberá junto a Melina y su familia, ir evaluando permanentemente las diversas alternativas terapéuticas en pos de indagar acerca de algún cambio de opinión acerca de las terapias aceptadas o rechazadas, o de las distintas posibilidades terapéuticas con las que se cuenta científicamente para tratar su deterioro y su sufrimiento”, consideró el Comité.
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