EL PAíS • SUBNOTA › EL DEBUT DEL VOTO ELECTRóNICO
› Por Werner Pertot
Desde Salta
Por primera vez se utilizó el voto electrónico en una elección de gobernador. Lo usó el 33 por ciento del padrón salteño: unas 200 mil personas. Marta, una empleada del Poder Judicial, salió de votar de la escuela Benjamín Zorrilla, de Salta capital. Rubia, con tacos, sostuvo: “Me pareció practiquísimo, rapidísimo”. Contó que votó por categorías, que es el equivalente en la pantalla a cortar boleta. “Voté por Urtubey y para intendente elegí otro, porque no me gusta (Miguel) Isa”, contó. La mayoría de los salteños con los que habló Página/12 se mostró a favor del sistema.
La modalidad que se aplicó por primera vez usa máquinas que tienen la forma de una valija metálica con una pantalla. Las personas reciben una boleta, hacen su elección en la pantalla y luego la máquina imprime en tinta la opción en la boleta y la registra en un chip. Al final de la votación se puede hacer el recuento manual o usando el lector de la máquina para sacar la cuenta de los chips.
Alfredo Olmedo mostró desde el principio sus sospechas: “A ver si ponen un chip que transmite otra cosa”. Sus fiscales intentaron impugnar una escuela completa de Orán porque sostenían que cambiaban las boletas de máquina. También demoraron a una madre en la capital, porque su hija pequeña entraba a votar con personas mayores y les direccionaba el voto. Supuestamente, los llevaba a votar por Walter Wayar.
En otra escuela, plantado en el patio con su sombrero de gaucho y sus alpargatas, ambos, negros, Soto Santos decía: “Ta bien. Fue fácil. No es nada”. Herrero de profesión, comentaba mientras masticaba hojas de coca y se prendía un cigarrillo: “Voté por categoría y en cada una puse en blanco: no me gustan los políticos. Votaría a los militares, nomás”.
–¿Y a Olmedo?
–Muy flojito.
Al costado del patio había una máquina para que la gente practicara. El joven que la manejaba comentaba que la mayoría se enteraba de que había voto electrónico cuando llegaba a la escuela. Y los mandaban a practicar allí.
En una cola, mientras esperaban para votar, un hombre y una mujer charlaban:
–Menos mugre en la calle, menos boletas –decía ella.
–Además, la urna no está conectada a nada.
–Antes era peor.
Casi parecía una propaganda. “Es bastante fácil y rápido. No hice ningún curso y lo enganché. Leí en la puerta los pasos a seguir. Muy fácil”, decía Palomo, de 23 años. “Algunos de los candidatos a concejal tenían al lado el logo del Frente para la Victoria para que los identifiques, los de Wayar, una W; y los de Olmedo, la gorrita amarilla”, contó. El diputado sojero también les hizo poner gorro en las fotos a los candidatos en las boletas en papel. El gorro manda. Con su bufanda roja y los auriculares del MP3 colgando, Palomo comentó que votó por Wayar. “Y después corté.”
Con cerca de 70 años, Domingo, jubilado pero antes topógrafo, sostenía que “es un sistema muy bueno, se hace superrápido. Poné ‘superrápido’, ¿eh? Es hora de que terminemos con las viejas costumbres. Voté por los que van a luchar por el pueblo: el Partido Obrero”, se irguió.
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