Con el 50,07 de los votos, a Cristina sólo le bastaría incrementar su porcentaje en 1,7 punto cuando se realice la elección presidencial, para obtener el máximo porcentaje en todos los comicios realizados desde que terminó la dictadura militar. Si se mantuviera en el 50,07 por ciento del último domingo, sólo sería superada por el 51,7 por ciento de Raúl Alfonsín en 1983. Detrás de ella quedan las dos elecciones presidenciales de Menem, las de Fernando de la Rúa y Néstor Kirchner y la propia de su primera consagración, hace cuatro años. También está por encima de todos los mandatarios elegidos en los años que corrieron desde el derrocamiento de Juan D. Perón en 1955 hasta su retorno al poder en 1973. Los porcentajes de los radicales Arturo Frondizi y Arturo Illia fueron inferiores (pese a la proscripción del peronismo) y lo mismo ocurrió con el delegado de Perón, Héctor Cámpora, quien se impuso el 11 de marzo de 1973 con el 49,5 por ciento de los sufragios. Es decir que la magnitud de la victoria de Cristina sólo es comparable con dos momentos de masiva movilización popular, a la salida de las dos últimas dictaduras. Antes de eso, sólo los dos grandes caudillos del siglo pasado (Hipólito Yrigoyen en 1928 y Juan D. Perón, en sus tres elecciones de 1946, 1952 y 1973 obtuvieron porcentajes más elevados que CFK. También podría sumarse a los dos presidentes de la década infame, Agustín Justo y Roberto Ortíz si no hubieran sido electos en comicios que sus propios actores bautizaron como “el fraude patriótico”. Así, en un siglo de vida electoral, sólo Yrigoyen, Perón, Alfonsín y Cristina pasaron del 50 por ciento del padrón.