Jorge Rial habló de la relación de Graciela Alfano con Emilio Massera. Ella contestó: “Si te acostás con un genocida, no salís con los 30 mil desaparecidos”. Rial aportó testimonios que pueden ser valiosos, pero por momentos trató el asunto de la misma forma en la que hablaba del video de Tamara de Gran Hermano. “Vamos a hablar de gente muy importante del medio...” “No, Luis (Ventura) no des los nombres todavía...”.

¿Qué hacer con este tema que había irrumpido desde los programas de chimentos? No había mucho nuevo. Una relación ya conocida. Y mucha farándula. La frivolización de los crímenes, a un paso. Ayer un fiscal pidió que se investigara si la vedette había sido beneficiaria de bienes robados a víctimas de la dictadura. “¿A esta altura de la giornata?”, preguntó Alfano, como si en estos 35 años nadie nunca hubiera hablado sobre los bienes que los represores les sacaban a los desaparecidos. Se denunciaron los robos, las torturas, los vuelos de la muerte, los fusilamientos, los chicos que todavía están desaparecidos. Se hicieron juicios, hubo leyes de impunidad e indultos, hay juicios nuevamente, entre ellos varios en los que se ventilan apropiaciones de bienes. Los lectores de este diario lo saben. Hay quienes piensan que mucha gente lo ignora. ¿Se estarán enterando por Rial? ¿Será útil el programa de chimentos para que más gente sepa lo que pasó durante la última dictadura? Ayer, Rial retrucaba a quienes al parecer le escribían en Twitter (miraba su teléfono) y lo increpaban por tratar el tema de los desaparecidos. “Seguramente son chicos, no saben lo que pasó en el país, pasaron cosas muy malas”, o algo parecido contestaba el conductor, serio. “¿Servirá?”, era la pregunta que surgía ante la tele.

El tema prendió porque hay amantes, hay culos y tetas. Y está, claro, el baile del caño. Porque sin el baile del caño todo esto no habría sido posible. ¿Puede salir algo bueno de eso? ¿Puede haber niños que se enteren de la dictadura por Rial? ¿De qué se enterarán, entonces? ¿Puede ser que a partir de Rial y más allá de él se abra un debate rico e interesante sobre el rol de los civiles durante la dictadura? No sólo sobre las responsabilidades judiciales, sino sobre lo que nos pasó durante el terrorismo de Estado, que nos atravesó a todos. Sobre lo que cada uno pudo, quiso, intentó hacer. Sobre la complicidad, las bajezas, el miedo, las resistencias, los actos solidarios que salvaron vidas. Puede ser. No sé. Inquieta que el tratamiento sobre los crímenes de la dictadura incluya un poster desplegable de la Alfano de los ’70 en un diario sensacionalista para que los lectores se hagan los ratones con la misma figura que “enloqueció a Massera”. Por otro lado, el debate está ahí. Hay una historia.

Muchas preguntas. Ninguna respuesta. Lo único que está claro es que el terrorismo de Estado se cuela por todos los lugares donde haya resquicio. Hasta los que alegan que están hartos anuncian su hartazgo para provocar a una sociedad a la que todavía le queda mucho por discutir, resolver y elaborar.