Julieta Lanteri fue la primera candidata a diputada en la Argentina. Se presentó en 1919, cuando las mujeres no podían siquiera votar. Lanteri, una de las primeras sufragistas de América latina, había logrado votar en las elecciones de 1911. Aprovechando un reempadronamiento en la ciudad para unas elecciones del Concejo Deliberante, se presentó para inscribirse con una copia de la ley que disponía la renovación del padrón. Allí se establecía como condiciones para anotarse en el registro ser ciudadano mayor de edad, saber leer y escribir, presentarse personalmente a hacer la inscripción, tender domicilio en la ciudad y haber pagado impuestos comunales por el valor de 100 pesos o ejercer alguna profesión liberal dentro de la ciudad (ella era médica, la sexta que se recibió en la Argentina). No pudieron negarse a empadronarla.

Así votó. De ahí en adelante, la Justicia refinaría sus argumentos, agregando a los requisitos la exhibición de la libreta de enrolamiento, un documento exclusivamente masculino. En 1919 Lanteri no pudo sufragar, pero encontró que la ley no le prohibía ser candidata y se postuló para una banca. En 1920 organizó junto a Alicia Moreau de Justo un simulacro de votación femenina en la ciudad de Buenos Aires, en el que participaron más de cuatro mil mujeres.