EL PAíS • SUBNOTA › LA ABOGADA QUE PELEó EN LA JUSTICIA DE CHUBUT POR EL CASO QUE TERMINó EN LA CORTE NACIONAL
Sandra Grilli celebró los amplios alcances de la sentencia de la Corte, que van más allá del caso puntual que ella llevó adelante. Y destaca el apoyo social que tuvo su causa. La chica que pidió el aborto en 2009 está terminando el secundario.
› Por Mariana Carbajal
“Este fallo de la Corte es un triunfo colectivo, de todas las mujeres y hombres que nos apoyaron en esta batalla. Es muy gratificante después de tanto peregrinar haber llegado a esto”, dijo ayer a Página/12, muy emocionada, Sandra Grilli, la abogada que peleó en la Justicia de Chubut por el derecho a interrumpir el embarazo, producto de una violación de una adolescente de 15 años, identificada como A. G. Grilli celebró los amplísimos alcances de la sentencia, que van mucho más allá del caso puntual.
El máximo tribunal del país aprovechó el drama que tuvo que atravesar A. G. –obligada a deambular durante dos meses en los tribunales esperando un aval judicial que le exigieron arbitrariamente en el Hospital Regional de Comodoro Rivadavia– para exhortar a las autoridades nacionales, provinciales y de la ciudad de Buenos Aires a establecer protocolos hospitalarios “para la concreta atención de los abortos no punibles y para la asistencia integral de toda víctima de violencia sexual” y garantizar así que cualquier mujer que resulta embarazada en una violación pueda interrumpir esa gestación forzada en forma “rápida”, sin dilaciones ilegales, como las que debió enfrentar A. G. y tantas chicas y jóvenes en el país en los últimos años.
Grilli adelantó a este diario que presentará una demanda civil en nombre de la adolescente y su familia contra la provincia de Chubut por los daños y perjuicios que le causaron las trabas que le impusieron para acceder a un aborto no punible. A. G. está terminando el secundario y planea estudiar Medicina en Córdoba.
En su momento, la amplia cobertura del caso que hizo Página/12, apuntó Grilli, generó una cascada de apoyos al reclamo de A. G. por fuera de la provincia y a la vez empujó a la movilización de organizaciones de mujeres, sociales y sindicales locales, que ganaron las calles de Comodoro Rivadavia, una ciudad que no recordaba haberse movilizado así nunca antes por una problemática que afectara los derechos de una mujer. “Este fue un juicio que se tramitó en la sociedad. El sentido común frente al reclamo del aborto no punible lo encontramos en la calle. El acompañamiento de la sociedad fue el que permitió que los jueces abrieran los ojos”, agregó Grilli, conmovida por la repercusión nacional que ha tenido la causa que ella motorizó en la provincia patagónica dos años atrás. Distintas organizaciones locales, militantes de partidos de izquierda, vecinos y compañeros de una murga en la que participaba A. G. se plantaron frente a los tribunales una y otra vez. Además, distintas ONG como Católicas por el Derecho a Decidir, entidades como Amnistía Internacional, diputadas como Cecilia Merchán, abogadas de Comodoro y del Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable y de otros ámbitos le brindaron a Grilli apoyo, asesoramiento jurídico y argumentos legales, y fueron conformando la red que la sostuvo en aquellos días de inicios de 2010, donde tuvo que enfrentar dos fallos adversos en primera y segunda instancia. “Llegaron al Superior Tribunal amicus curiae de Misiones, Córdoba y otras provincias”, recordó Grilli el amplio respaldo que fue concitando el pedido de la adolescente, violada por su padrastro, un agente de la policía provincial con quien su madre vivía hacía trece años, al que A. G. consideraba su padre y era el padre biológico de cuatro de sus hermanitos.
“Me acuerdo de que una de las primeras cosas que hice fue hablar con la nena a solas, para determinar que no estuviera influenciada por la mamá, que realmente quisiera abortar. Y comprobé que ella estaba muy decidida. ‘No quiero tener eso’, me decía. No hablaba de bebé. Se vestía de negro, se escondía, incluso llegó a dejar la escuela por esos días. No quería ir a ningún lado”, apuntó Grilli. Desde un comienzo A. G. dijo ante el hospital y en los tribunales: “Si no me dejan abortar, me mato”. Una evaluación psicológica y psiquiátrica de la adolescente firmada por Horacio Martelossi y Raúl Soria, del Hospital Regional de Comodoro Rivadavia, expresó en aquel momento “que la paciente presenta sintomatología depresiva”, por las vejaciones y violaciones “sufridas desde los 11 años” y “presenta ideación suicida, si el embarazo no es interrumpido”.
Pero a pesar de que los peritajes advertían la gravedad de su estado de salud y de que el caso encuadraba en el inciso 2º del artículo 86 del Código Penal, tuvo que llegar hasta el Superior Tribunal de Justicia de la provincia para obtener un aval judicial –“innecesario e ilegal”, según palabras de la Corte Suprema–, que le exigieron en el Hospital Regional de Comodoro.
Grilli se enteró ayer por la mañana de la inminente sentencia de la Corte cuando recibió un llamado de una radio de Santa Fe. “No tengo Internet en casa. Cada tanto veía los movimientos de la Corte para saber por dónde iba el expediente”, contó desde Puerto Madryn, donde vive actualmente. Rápidamente se comunicó con Aurora Fuentes, la mamá de A. G., que vive en Comodoro Rivadavia, y le dio la noticia. “Está refeliz, emocionadísima y A. también”, dijo Grilli a Página/12. A. G. tiene ya 17 años, está terminando el secundario y tiene planeado estudiar Medicina en la Universidad Nacional de Córdoba. Aurora Fuentes es una mujer humilde. Hace dos meses, contó Grilli, consiguió un trabajo como portera de escuela, pero antes estuvo desocupada. Tiene diez hijos, seis de los cuales son menores de edad y viven con ella, entre ellos A. G. Del violador de su hija se separó al tomar conocimiento del hecho. El hombre fue condenado el año pasado por la violación de A. G. a ocho años de prisión por “abuso sexual agravado por el vínculo en concurso real con estupro”. El fallo fue apelado por la defensa que pidió la nulidad del juicio. Hoy está prevista una audiencia sobre el caso. El hombre permanece libre. Según denunció Grilli, ni siquiera fue exonerado de la policía provincial.
A la luz del histórico fallo de la Corte Suprema, es interesante recordar la explicación que dio a este diario quien era director del hospital de Comodoro Rivadavia en el momento en que le negaron el aborto no punible a A. G. “Nadie está obligado a tener una actitud heroica”, fue la respuesta de Alberto Díaz Legaspe, para fundamentar la negativa del centro de salud de avalar el aborto solicitado por la adolescente. Legaspe ya no está más al frente del hospital.
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