EL PAíS • SUBNOTA › LAS CAUTELARES DE LA INDUSTRIA DEL JUICIO Y LOS SUELDOS DISTORSIONADOS
Durante años, jueces federales fallaron a favor de demandas de prefectos, que terminaron cobrando 30 mil pesos por mes. Y hay casos que llegan a 100 mil. Un fallo de la Corte ordenó sincerar la escala salarial. La tarea demandó más de un año.
› Por Raúl Kollmann
“La prehistoria de este conflicto –explicó una fuente del Ministerio de Seguridad– fueron las cautelares que varios jueces federales les otorgaron a prefectos de distintos grados ante demandas sobre sus sueldos. Estas cautelares se dictaron durante años y llevaron a que hubiera gente en la fuerza que ganaba 30.000 pesos mensuales, pero incluso tenemos casos de oficiales que se llevan hasta 70.000 y 100.000 pesos por mes. Un fallo de la Corte Suprema sinceró la situación, lo que fue dictando porcentajes, con lo que muchos de los que ganaban fortunas vieron reducidos sus sueldos. Y otros, por lo general efectivos de menor graduación, vieron mejorar algo sus ingresos y lo mismo ocurrió con los retirados. Sin embargo, el blanqueo llevó a que muchos tuvieran que sufrir mayores descuentos por cargas sociales y, además, descuentos por el Impuesto a las Ganancias. Se buscó una racionalidad y por eso el decreto para sincerar todos los sueldos fue un trabajo que llevó un año y lo hicieron el Ministerio de Seguridad, el de Economía y las fuerzas mismas, porque conocen bien el tema. Las nuevas liquidaciones vienen con ese sinceramiento y también es posible que haya habido algunos errores, que están siendo fiscalizados ahora por los dos ministerios. Por eso estuvo el ministro de Economía, Hernán Lorenzino, en el Edificio Guardacostas, junto al secretario de Hacienda, Juan Carlos Pezoa. Pero eso, insisto, fue la prehistoria del conflicto.”
“Durante varios años, jefes y suboficiales retirados fueron litigando contra el Estado porque parte de los aumentos que se fueron dando a las fuerzas de seguridad se concretaron a través de suplementos adicionales –precisan desde el ministerio–. Hubo un selecto grupo de estudios de abogados, especializados en litigar contra el Estado, que consiguieron cautelares delirantes que desvirtuaron totalmente la escala salarial. Por ejemplo, había subordinados que ganaban más que sus jefes. Hace un año, la Corte Suprema dictó el fallo Zanotti en el que ordena que se ponga prolijidad a la maraña de sueldos y suplementos adicionales. Esto llevó a un trabajo de un año. Las fuerzas propusieron estructuras de sueldos inviables que, en buena medida, favorecía mucho a los jefes. El sinceramiento que se terminó resolviendo produjo que se terminaran los sueldos de 100.000 o 70.000 pesos, totalmente fuera de escala, pero el fenómeno de que a muchos efectivos se les blanqueaba en el básico buena parte de los adicionales significó más cargas sociales y el descuento del Impuesto a las Ganancias. El efecto entonces fue una reducción en el sueldo de bolsillo. Entre los ministerios y las fuerzas se buscó entonces alguna forma de regularizar esa situación.”
“A lo largo del día –siguen contando desde la cartera de Seguridad– hubo múltiples reuniones. En la mayoría de esos encuentros, los representantes de los prefectos se fueron conformes con el compromiso de revisar bien las liquidaciones. Las dos primeras reuniones, que fueron con el secretario de Seguridad, Sergio Berni, terminaron de la misma manera: los representantes dijeron que levantaban el conflicto. Eso no ocurrió, según dicen, porque el movimiento fue cayendo en manos de personal más radicalizado.”
En Seguridad sostienen que “terminaron presentando un petitorio en el que ya no se estaba hablando de los reclamos anteriores. Por ejemplo, plantearon un mínimo de 7000 pesos, que no hubiera sanciones para los efectivos que golpearon a los jefes e incluso exigían que la Presidenta no firme más decretos que tengan que ver con los sueldos de los efectivos. Ya son planteos políticos, inaceptables.”
“Al mismo tiempo, se produjeron hechos que no podemos tolerar –concluyeron–. Suboficiales o prefectos que golpearon a sus jefes; efectivos con armas que puso en sus manos el Estado impidiendo el ingreso o la salida de unidades; insubordinación respecto de sus mandos. De manera que afrontamos una doble situación. Por un lado, un cuadro de ingresos de las fuerzas que tenemos que resolver, terminando con los ingresos altísimos producto de aquellas cautelares, pero evitando en todo lo posible que haya caídas en los sueldos de bolsillo. No es fácil, pero se está trabajando. El otro problema es la brecha que se abrió entre efectivos, suboficiales y oficiales, que tal vez trasciende esta jornada y ya venía de antes. Habrá que hacer una evaluación. A esta hora de la noche (las 23) estamos buscando soluciones al conflicto.”
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