EL PAíS • SUBNOTA › SOLIDARIDAD DE ORGANIZACIONES CON LA VíCTIMA
“Al gobierno le decimos, al gobierno le decimos: Las mujeres decidimos”, cantaban las manifestantes, que agitaban banderas y hacían sonar los redoblantes, en la puerta del Hospital Ramos Mejía, en el barrio de Balvanera. Ya era de noche y los integrantes de diversas organizaciones en favor del aborto lejos estaban de silenciar su reclamo. “Estamos acá a modo de protección.” Maru Lopes, integrante de la Junta de la Comuna 10, hace referencia a la mujer de 32 años –de identidad reservada– que fue víctima de una red de trata y quedó embarazada a causa de reiteradas violaciones. Escapó y hace diez días permanece internada a la espera de un aborto que fue frustrado ayer por una medida cautelar. Anoche, la paciente esperaba una nueva resolución judicial, ahora en manos del juez Miguel Güiraldes, y las manifestantes la acompañaban con su vigilia.
Cerca del mediodía las escalinatas del hospital se habían convertido en centro de disputa de poder. Por un lado, miembros de la organización “pro vida”, con grandes crucifijos rezaban, dijeron, “por la vida por nacer”. Por otro, pancartas verdes, lilas y rojas se multiplicaban con consignas que se paran en la vereda opuesta: “¡Que la Iglesia no se meta! Aborto legal ya”, reclamaban. A las horas, las últimas habían copado todo el espacio y una bandera verde de la Campaña por el aborto legal, seguro y gratuito cruzaba de lado a lado las rejas de la entrada.
“¿Qué pasó con el grupo Pro Vida?”, preguntó este diario. “Los echamos”, respondió Marina Alonso, de la agrupación Las Rojas. Allí, hombres y mujeres se manifestaron en contra del fallo que suspendió el aborto. El clima era de expectativa, ya que nadie sabía si ayer se resolvería el conflicto. “Queremos que arbitren los medios para que el aborto sea efectivo”, pidió Manuela. Ella, como casi todas, acababan de llegar del 27º Encuentro Nacional de Mujeres, en Misiones, donde el mandato principal fue reclamar el tratamiento del proyecto de ley de legalización de la interrupción del embarazo. “Tiene que haber una decisión política. Alguien tiene que venir a dar la orden para que se cumpla con el fallo de la Corte Suprema de Justicia”, lanzó Marina, pancarta roja en mano.
Dentro del hospital, la mujer se recuperaba del mal trance que había sufrido. Según pudo reconstruir este diario, había recibido la medicación para iniciar el aborto hasta que un grupo de personas de Pro Vida, que acompañaron al oficial de Justicia que traía la orden, irrumpieron en la sala para anunciar que la intervención había sido suspendida. “Está bastante angustiada”, contó Pablo Vicente, abogado de la mujer, que logró hablar con su clienta luego de sortear varias barreras de seguridad.
“La medida que interpuso la jueza (De Estrada) es un procedimiento trucho”, apuntó la dirigente Vilma Ripoll. “Todos están haciendo todo más lento”, se quejó Agustina, de la Campaña. Ahí, nadie estaba dispuesto a moverse. Por el contrario, recién llegaban los bombos y redoblantes que hicieron sonar más fuerte los cánticos: “Al gobierno le decimos: las mujeres decidimos”, se oyó con más fuerza.
Informe: Carla Perelló.
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