EL PAíS
• SUBNOTA
Una jura novedosa, ante la Asamblea Legislativa
Kirchner no prestará juramento en la Casa Rosada. Debe ser así, en cumplimiento de la Ley de Acefalía. La Asamblea de ambas Cámaras debe ungir al nuevo presidente, transitorio hasta el 10 de diciembre. Otros detalles del acto.
› Por Felipe Yapur
Como aquel lejano 25 de mayo de 1973, otra vez un presidente electo democráticamente asumirá el gobierno constitucional. Esta vez, a diferencia de lo que le sucedió a Héctor J. Cámpora, el patagónico Néstor Kirchner prestará juramento en el Congreso de la Nación. No es un capricho de la historia por la que se rompe la tradición de realizar el traspaso de mando en la Casa Rosada. La modificada Ley de Acefalía obliga al santacruceño a realizar su asunción en el Parlamento, ya que debe completar los seis meses de mandato que faltan del turno presidencial que abandonó Fernando de la Rúa y que Eduardo Duhalde deja antes por decisión propia.
Kirchner jurará en el recinto de Diputados frente a la Asamblea Legislativa que lo proclamará unos minutos antes de las 15. Antes de esa hora ingresará al recinto el vicepresidente electo, Daniel Scioli, quien llegará con su esposa Karina Rabolini y la esposa del nuevo presidente, la senadora Cristina Kirchner. Seguramente la legisladora recordará una frase que suele repetir con una sonrisa en sus labios ante los periodistas cuando le preguntan sobre su marido: “Tiene tres desgracias: es patagónico, es hincha de Racing y está casado conmigo”.
Las bandejas ubicadas a los costados de la presidencia del cuerpo están destinadas a los presidentes latinoamericanos, entre los cuales sobresaldrá la figura del comandante y presidente de Cuba, Fidel Castro. Cerca de él estará el venezolano Hugo Chávez, el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva y el chileno Ricardo Lagos. Estos, junto al resto de los mandatarios latinoamericanos, se reunirán al mediodía con Duhalde con quien compartirán un almuerzo.
Seguramente la presencia de los presidentes permitirá recordar el 25 de mayo de Cámpora, quien juró frente al entonces presidente cubano Osvaldo Dorticós y el chileno Salvador Allende. Es poco probable, como ocurrió ese día, que desde los palcos se escuche el grito de “Chile, Cuba, el pueblo te saluda”. La Plaza de los dos Congresos no estará colmada por la JP. Según planeó el duhaldismo, la poblarán militantes que responden al presidente saliente y que llegarán a despedir a su líder político. Mucho menos ocurrirá, como hace treinta años, que las masas peronistas impidan la llegada a la ceremonia de la toma de juramento presidencial del entonces representante del gobierno norteamericano, Williams Rogers, que por esos años fungía de secretario de Estado. En esta oportunidad será el secretario de Vivienda, Mel Martínez.
Mañana, el patagónico se convertirá en el sexto presidente constitucional y el cuarto elegido por el voto popular desde la reinstauración del sistema democrático, y enfrentará serias dificultades políticas, sociales y económicas que estallaron con la revuelta popular del 19 y 20 de diciembre. No tiene la misma envergadura, pero el santacruceño tendrá que superar además esa especie de maldición que pesa sobre buena parte de los presidentes que lo precedieron y que no pudieron finalizar su mandato.
Una vez que finalice el juramento, llegará el turno del primer discurso como presidente. Kirchner delineará allí los tópicos de su gobierno. Luego vendrá la foto oficial, el saludo con los presidentes visitantes y una partida rauda en el Cadillac descapotado que lo trasladará junto al Regimiento de Granaderos a Caballo hacia la Rosada, donde le tomará juramento a los integrantes de su gabinete.
Como en la calle, en los bloques legislativos hay muchas expectativas sobre el discurso presidencial y sobre todo con el nuevo gobierno peronista, que llega sin el logo del partido fruto del armado de los neolemas que ideó Duhalde para debilitar a su archienemigo Carlos Menem.
Nota madre
Subnotas