María Elena Bergoglio, hermana del papa Francisco, contó ayer que pudo hablar por teléfono con el Sumo Pontífice y le dijo que sentía mucha alegría por haberse transformado en la máxima autoridad católica. “Me contó que las cosas se dieron así y no había nada más que aceptarlo. Lo sentí bien, (su voz) no trasmitía preocupación, al contrario, transmitía mucha alegría”, comentó la mujer, quien días antes había bromeado y dicho que esperaba que su hermano colgara el teléfono de la Santa Sede para poder comunicarse con él. María Elena vive en la localidad de Ituzaingó, en el conurbano bonaerense. En un reportaje que le concedió a una radio argentina, la mujer reconoció que “sólo Dios sabe” cuándo podrá visitar al Papa, pero manifestó que pese a la distancia que los separa se encuentran “juntos espiritualmente”. Antes, había dicho a los periodistas que fueron hasta su casa que recibió la noticia con absoluta tranquilidad y que tener un hermano papa era “una bendición de Dios”.