EL PAíS
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El agua horada la piedra
Por Diana Malamud*
A 9 años de tanta muerte, un nuevo escenario político se nos presenta a los argentinos: por primera vez un gobierno parece asumir la causa AMIA como un tema de Estado. Esto demuestra que siempre fue posible asumir la causa AMIA como un tema de Estado, ¿por qué nadie lo hizo antes? Que siempre fue posible abrir los archivos, ¿por qué nadie lo hizo antes? Que no se traiciona a la patria por decir la verdad ante los tribunales permitiendo que los agentes de la SIDE testifiquen, ¿por qué nadie lo hizo antes? Que hoy puede haber una unidad especial de investigación descubriendo hechos que muchos intentaron sepultar, ¿por qué nadie lo hizo antes? Que hoy el Presidente se comprometiera con Memoria Activa a abrir toda la información de todos los organismos del Estado significa que siempre fue posible, ¿por qué nadie lo hizo antes?
468 semanas en esta plaza es mucho tiempo. Fueron años de denuncias en soledad frente a los poderosos. Hoy nos invade una sensación paradojal, no nos alegra comenzar a comprender por qué ocurrió la masacre en AMIA ni la confirmación de tantos años de denuncias. De pronto se confirman las pruebas de que el Estado y sus fuerzas de seguridad sabían que el atentado iba a ocurrir. No hay dudas del camino que esta información recorrió, no hay dudas de que llegó a donde debía llegar: a las fuerzas de seguridad, a los servicios de inteligencia y seguramente al ex ministro del Interior Carlos Ruckauf y al ex presidente Carlos Menem. Y aun así volaron la AMIA.
Desde 1997 venimos acusando a Menem, a Duhalde y su maldita policía, a Ruckauf, a Anzorreguy, de encubrir la conexión local. Hoy, más que nunca, los acusamos de ser los máximos responsables de que la masacre ocurriera, por saber y ocultar, por saber y no prevenir, por saber y no evitar. Y así se puede entender por qué el juez Galeano, al volver de Venezuela, después de pasar por Olivos, calló para siempre. Y así se puede entender por qué banqueros y dirigentes, usando su cargo comunitario, eligieron callar para siempre. Y así nos podemos preguntar cómo se explica que la DAIA haya sido la única parte dentro del juicio oral que salió en defensa del secreto de los espías de la SIDE. ¿Qué temen? ¿Le temen a la verdad? ¿Por qué?
Ellos son culpables de que a 9 años los asesinos de nuestros familiares no tengan rostros ni nombres, y por supuesto de que estén libres. ¿Cómo les explicamos a nuestros hijos que era posible evitarlo y no lo hicieron? ¿Cómo nos explicamos a nosotros mismos que la posibilidad de ver entre rejas a los asesinos se va esfumando con tantos años de silencio e injusticia? ¿Cómo les explicamos a los padres que enterraron a sus hijos que construyeron una trama mafiosa para encubrir su propia ineficiencia, impericia, indiferencia e incapacidad? Tenemos derecho a preguntarnos quién más lo sabía, quién más lo calló, quién o quiénes usufructuaron sus silencios, quién negoció, quién más encubrió. Tenemos derecho a exigirle al juez Casanova, del Consejo de la Magistratura, que cumpla con su deber y de inmediato dé curso a la denuncia de juicio político al juez Galeano.
Y así como el agua horada la piedra, nosotros no nos callaremos hasta que se haga justicia de verdad, hasta que estén entre rejas los responsables por acción u omisión del asesinato de nuestros familiares y amigos en la calle Pasteur. Este es nuestro compromiso.
* Memoria Activa.
Nota madre
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