EL PAíS • SUBNOTA › CRISTINA KIRCHNER PARTICIPó DE TODOS LOS ACTOS DE TRASPASO
La presidenta argentina tuvo trato preferencial. Bachelet la sentó a su derecha en el almuerzo de honor y la ubicaron en primera fila en la ceremonia de asunción. El lunes por la noche estuvo en la cena que ofreció Piñera.
› Por Nicolás Lantos
Desde Santiago
Cristina Fernández de Kirchner ocupó ayer un lugar protagónico en la ceremonia de asunción de su par chilena, Michele Bachelet. Además de participar del acto que tuvo lugar en el Congreso nacional, en la ciudad costera de Valparaíso, la mandataria argentina ocupó un lugar de deferencia, sentada a la derecha de la presidenta entrante, en el almuerzo de honor que ofreció a los jefes de las más de veinte delegaciones que visitaron el país para la ocasión. La noche del lunes, CFK había ocupado idéntico lugar en la cena que dio el saliente jefe de Estado, Sebastián Piñera, en su última jornada en el Palacio de La Moneda, lo que da cuenta de “la importancia de las relaciones entre ambos países más allá del signo ideológico de quien ocupe el gobierno”, tal como aseguraron a Página/12 fuentes gubernamentales. Por la tarde, una vez concluidas las actividades protocolares, Fernández de Kirchner regresó a Buenos Aires, a bordo del Tango 01, mientras que el canciller Héctor Timerman permanecerá en Santiago para participar de la cumbre de ministros de Relaciones Exteriores de la Unasur que se llevará a cabo esta tarde para tratar la situación venezolana (ver página 5).
Sobre el límite de las doce del mediodía, hora que los puntualísimos chilenos habían indicado para el comienzo de la ceremonia de traspaso del mando presidencial, Fernández de Kirchner arribó al Parlamento, vestida de punta en blanco y aplaudida por los simpatizantes de Bachelet que, con banderas de las Juventudes Comunistas Chilenas, aguardaban frente a la entrada al palacio legislativo. Era, según indicaba el protocolo, la última mandataria que se esperaba, y sólo llegó con antelación al mexicano Enrique Peña Nieto, que lo hizo con demora, una vez que el acto había comenzado. En el recinto, la argentina quedó ubicada junto al ecuatoriano Rafael Correa, en primera fila, desde donde vio cómo Isabel Allende, hija del derrocado ex presidente Salvador Allende y primera mujer en presidir la Cámara alta del Congreso chileno, le colocaba la banda a una emocionada presidenta, en un momento histórico para la democracia trasandina.
En el recinto, CFK sólo estuvo acompañada por el canciller Héctor Timerman y por el embajador Ginés González García, mientras que el resto de la comitiva argentina, la más numerosa, conformada por una veintena de diputados y senadores de todas las fuerzas políticas, observó la ceremonia desde un recinto adyacente, a través de una pantalla gigante. La excepción fue el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, que logró un lugar en los palcos reservados a organizaciones sociales y políticas.
A la salida, la presidenta argentina también fue la última en retirarse rumbo al Palacio de Cerro Castillo, en Viña del Mar, para el almuerzo y la foto de familia, reservados a los jefes de Estado y otras cabezas de delegación, como el vicepresidente de los Estados Unidos, Joe Biden (cuya sólida y masiva comitiva de camionetas blindadas sorprendió a todos los presentes), y el príncipe de Asturias, Felipe de Borbón. El único ausente, con aviso, fue el venezolano Nicolás Maduro. Diplomáticos y legisladores, en tanto, compartían un brindis a pocos minutos de allí, en un exclusivo hotel de la ciudad costera.
Durante la comida, Fernández de Kirchner se ubicó a la derecha de Bachelet, un lugar de privilegio según el lenguaje diplomático. Lo mismo había sucedido la noche anterior, en el Palacio de La Moneda, cuando la argentina se ubicó junto a Sebastián Piñera en su última cena como presidente de Chile. El lugar reservado en ambas ocasiones es signo de “la importancia de las relaciones entre ambos países, más allá del signo ideológico de quien ocupe el gobierno”, destacaron en la comitiva. Durante ambas comidas, CFK dialogó brevemente con varios de los invitados, como Biden, quien la buscó especialmente tras la cena. También se dio un emotivo abrazo con la brasileña Dilma Rousseff.
Finalmente, al concluir la jornada, la Presidenta regresó a Santiago, donde quince minutos antes de las seis de la tarde abordó el Tango 01 para regresar a Buenos Aires, mientras Timerman, que permanece en Chile, se reunía con su par venezolano, Elías Jaua, para preparar la cumbre de cancilleres de Unasur que se llevará a cabo aquí esta tarde. Fernández de Kirchner, en tanto, retomará hoy su actividad en la residencia oficial de Olivos.
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