Lun 07.07.2014

EL PAíS • SUBNOTA  › JUSTIN WEDES, UNO DE LOS FUNDADORES DE OCCUPY WALL STREET

“Prima el derecho del pueblo”

El dirigente del movimiento neoyorquino que surgió en la crisis del 2011 destaca que los fondos buitre, en su conflicto con Argentina, “están defendiendo sus intereses frente al interés de millones de personas”.

› Por Sebastian Abrevaya

Desde Nueva York

“Estamos viviendo la caída de un sistema que ya no sirve. Hay toda una generación nueva y joven que está explorando alternativas, buscando ampliar el horizonte de posibilidades. Y cuando vemos a la presidenta de Argentina decir que el fallo de la Corte de Estados Unidos es una extorsión, eso nos expande un poquito ese horizonte. Nos da una esperanza de que vamos a priorizar a las personas antes que las ganancias.” La frase no es de un dirigente político, diplomático ni analista internacional. Pertenece a Justin Wedes, uno de los fundadores de Occupy Wall Street, el movimiento que vio la luz en septiembre de 2011 para poner en cuestión el sistema financiero internacional desde su propia capital mundial.

Con la crisis financiera de 2008-2009, en Estados Unidos se activaron rápidamente las recetas ortodoxas: achicar los presupuestos, recortar los gastos de las intendencias y estados norteamericanos, con la consecuente reducción de salarios y empleos. Maestros de escuela pública como Wedes se quedaron sin trabajo. “Me tuve que ir a la calle a manifestar y protestar por la condiciones de la educación pública. De ahí surgió esta protesta y esta manifestación a la que al final se le dio el nombre de Occupy”, relata Wedes, que dos años más tarde terminaría arrestado por la policía de Nueva York por intentar montar un campamento junto a unos 200 hombres y mujeres de todo el país frente al símbolo de Wall Street, el toro gigante situado en el downtown de la gran manzana.

“Me golpearon. Me tiraron al piso y me llevaron detenido a una cárcel transitoria. No sabía qué estaba pasando. En pocos minutos vinieron otros presos manchados con sangre, mientras otros manifestantes seguían resistiendo pacíficamente la represión de la policía. Pasaron unas horas y luego nos liberaron. Fui directamente al parque de nuevo. Todavía seguíamos ahí pero bastante lastimados y doloridos. Entonces empezó de verdad, vino gente de toda la ciudad. Se acercaron al parque y nos duplicamos en tamaño. Fueron pasando los días y al final de esa semana tuvimos una marcha al Union Square, cuando atacaron a tres chicas con gas pimienta. No estaban haciendo nada, estaban atrás de una barrera policial. Ahí explotó la situación. La semana siguiente detuvieron a 700 personas en una marcha en el puente de Brooklyn”, relata Wedes, que compara los movimientos como Occupy con los Indignados en España o las manifestaciones de protesta en Grecia. De todas maneras, el activista y profesor de física cuenta que la agrupación nació como un proyecto basado no sólo en la indignación y la rabia, sino “en la esperanza de que alguien también sintiera la injusticia de un sistema en caída” y que quería llevárselos puestos con él. “Esa emoción guiaba el movimiento, no teníamos una meta electoral o una exigencia de elegir liderazgos”, agrega. La lucha de Occupy fue ganando presencia cada vez mayor en las redes sociales, que sirvieron para expandir el movimiento, llegando a todo Estados Unidos y también a países de Europa.

En este contexto, la disputa de la Argentina contra los fondos buitre también se convirtió en un foco de atención para integrantes del movimiento, que empezaron a seguir el tema a partir del embargo de la Fragata Libertad, en octubre de 2012, justamente por el fondo Elliot Management, uno de los capitales que fue beneficiado por el juez Thomas Griesa. Hoy, una delegación de funcionarios del Ministerio de Economía viajará precisamente a Nueva York para reunirse con Daniel Pollack, el mediador designado por Griesa para facilitar las negociaciones con los fondos buitre. Si bien en un primer momento se especuló con la posibilidad de que en ese encuentro estén los representantes de los holdouts, el ministro de Economía, Axel Kicillof, informó que será un primer encuentro para plantearle a Pollack la situación argentina.

“Estamos volviendo al tema central. La cuestión de la deuda, de los bancos, de los gobiernos mismos. Estamos viviendo una época de fuerte tensión entre la soberanía de los gobiernos y el creciente poder corporativo y bancario, del capitalismo financiero global. Esta tensión se puede ver en todas partes del mundo. En el caso de Argentina se ve muy claro. Nos tenemos que preguntar si vamos vivir en un mundo en el que la primera prioridad es el beneficio de los banqueros, sin ningún límite, o si vamos a vivir en un mundo donde la gente puede vivir con dignidad”, reflexiona Wedes. Para el activista, debe “primar el derecho humano de los pueblos antes que el derecho de propiedad de los bancos”. Desde Occupy no generó sorpresa la actitud del juez Griesa, de los fondos buitre, ni el rechazo del gobierno norteamericano a la posición argentina en la reunión de la OEA del último jueves. “No me sorprende que los grandes poderes bancarios y las elites de mi país, que controlan no sólo el sistema económico sino el político hayan resistido las acciones y la voluntad de la gente de Argentina. Ellos están defendiendo sus propios intereses. Son los intereses de muy poca gente, están en contra de los intereses de millones de personas”, agrega Wedes.

La modalidad de protesta de Occupy no se limita a las manifestaciones y acampes en distintos lugares del país, y luego también del mundo. Casi como en una analogía del mecanismo utilizado por los fondos buitre, Occupy lanzó a través de Rolling Jubilee la campaña Strike Debt, que consiste en la compra de deuda en los denominados “mercados secundarios”. Se adquiere esa deuda a muy bajo valor, pero no se trata de deuda de estados soberanos, como en el caso argentino, sino de ciudadanos estadounidenses que no podían pagarles a sus respectivos bancos por sus préstamos estudiantiles, seguros de salud, entre otros. Consiguieron comprar una deuda de 15 millones de dólares con invertir sólo 400 mil dólares en el mercado secundario. Pero a diferencia de los fondos buitre, Occupy no fue a los tribunales del juez Griesa para reclamar el valor total, los 15 millones, sino que directamente canceló la deuda de aquellos ciudadanos de manera gratuita. “Esas deudas no son legítimas, no se pueden pagar”, aseguró Wedes. “Nuestro propósito con esto, además de ayudar a alguna gente –que por cierto estaba muy agradecida–, era difundir cómo funciona este sistema de mercados secundarios”, contaba a fines de 2013, Andrew Ross, del proyecto Strike Debt y profesor de la Universidad de Nueva York.

“Esa lógica moral de que hay que pagar, que los contratos son sagrados, sólo se aplica para los pobres, no para los ricos. Donald Trump se ha declarado en bancarrota como tres veces y ha salido”, cuentan desde Occupy Wall Street, que contaba entre sus activistas con Alexis Goldstein, quien antes de sumarse trabajaba precisamente para Wall Street, en el área de sistemas. Goldstein es colaboradora del Washington Post y también tiene su propio blog, donde explica el mundo de las finanzas para proteger las economías familiares de sus abusos. Allí explica cómo los créditos y las deudas tienen distinto peso según las distintas clases sociales.

A través de las redes sociales, Occupy logró organizar Occupy Sandy, un movimiento para ayudar a las víctimas del huracán Sandy de 2012, que desbordó la capacidad de respuesta del Estado y que se nutrió de unos 70 mil voluntarios de todo el país.

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