–Las escuelas, en crisis, son un espacio de contención. Su gestión propone abrirlas los fines de semana. ¿Cómo es el proyecto?
–Es un medio, no un fin. El fin son los adolescentes de los barrios pobres que no tienen adónde ir, que no tienen acceso al deporte, a la cultura, que no tienen forma de fortalecerse frente a la publicidad, del mercado que los toma como objetos de consumo. ¿Cómo hace la escuela para resolver la crisis adolescente? Allí confluyen educación, minoridad, temas de seguridad, trabajo, becas, salud, programas culturales y deportivos. Que la venta de alcohol a los menores no sea excarcelable. Y que los que largaron el Polimodal puedan volver.
–Si no se combate el desempleo todo parece insuficiente.
–Con becas, de formación, de calidad. Hay que abrir muchas escuelas técnicas. El tipo a los 18 años tiene que salir más seguro de quién es.