EL PAíS
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Cómo queda cada uno
Por Pablo Feldman
Una cosa quedó en claro, por si hacía falta. La de ayer fue la última elección con la Ley de Lemas en Santa Fe.
Otra de las cuestiones que no necesitarán el recuento para su consolidación es el peso político de Carlos Reutemann. Más allá de sus preferencias menemistas, sigue siendo el dirigente político mas votado de Santa Fe, por encima de la suma de sus compañeros, y también de Hermes Binner, la otra figura de esta elección, independientemente del resultado final. Para el socialista, una cosa sería convertirse en el primer gobernador de ese partido que gana una provincia argentina y otra muy distinta irse a su casa con varios cientos de miles de votos pero sin llegar a la Casa Gris.
La promiscua Ley de Lemas puede llegar a consagrar una vez más a un candidato peronista a pesar de haber sido superado por amplio margen en el mano a mano por el candidato opositor. Sin embargo, la eventual victoria de Jorge Obeid (que se perfilaba en las primeras horas de hoy como el peronista mas votado) no lo dejaría en una posición de liderazgo político en Santa Fe ya que su predecesor, Reutemann, lo duplica en votos.
Binner, en cambio, sin llegar a ser electo acopiará un importante caudal electoral que lo dejará parado no sólo como jefe de la oposición sino como referente de la provincia, sobre todo ante una hipotética pero creciente perspectiva de un Reutemann fuera de la política.
Todas estas conjeturas, que en una provincia con un sistema electoral medianamente práctico no tendrían lugar, marcan en cualquier caso, con Binner o con Obeid de ganador, una clara definición de la sociedad santafesina en cuanto a temas centrales como la recuperación del rol del Estado, de los derechos humanos, de la independencia de la Justicia y otros valores arrasados durante los ‘90. Es probable que haya sido Néstor Kirchner el dirigente que más tranquilo se haya ido a dormir anoche. El futuro gobernador será un hombre compenetrado con esos valores que no hace mucho tiempo eran desestimados.
El sistema electoral, el recuento de votos, el manejo de la información y la escalada de declaraciones de unos y otros fue un espectáculo indigno del momento que se vive, en el que con gran esfuerzo se trata de recuperar la confianza y la representatividad.
El “Voto en blanco” que aparecía en la pantalla oficial no es la manifestación del rechazo a los candidatos. Hasta en eso falló el sistema. Ese alto porcentaje responde a los votos no válidos, que no es lo mismo. Tampoco reflejan la intención de anular el sufragio. Ese voto es el de la confusión, el que llevó a los encuestadores del “boca de urna” a dar resultados tan disímiles como los que a las 18 hicieron festejar a los socialistas y también a los justicialistas.
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