Mar 23.09.2003

EL PAíS • SUBNOTA  › LAVAGNA SEÑALO LA IMPREVISION DE LOS INVERSORES

“Se veía venir siete años antes”

› Por David Cufré

El Gobierno utilizó cuatro conceptos básicos para dar sustento político a su propuesta de reestructuración de la deuda. Ellos resumen y reafirman el discurso que Néstor Kirchner repite desde que asumió la presidencia. Los principales voceros fueron Roberto Lavagna y Alberto Fernández, aunque la exposición del ministro de Economía tuvo un plus porque fue formulada en la asamblea del FMI ante los propios acreedores. Lo primero que resaltó fue que los financistas deben abandonar el papel de víctimas y asumir que son corresponsables de la crisis. En segundo lugar, sostuvo que la propuesta es realista porque es lo que se puede cumplir. Lavagna fue categórico al descartar una quita menor al 75 por ciento en el capital de los títulos en default. En tercer término, detalló las devastadoras consecuencias de la crisis para los argentinos y el gran esfuerzo que están haciendo para superarla. Por último, sostuvo que debe buscarse una solución “conjunta” con los acreedores.
El Gobierno repite en el inicio de las negociaciones con los tenedores de bonos impagos la misma estrategia que adoptó con el FMI. Busca negociar desde una posición de fuerza, interpretada por los bonistas como “agresiva”, que contrasta especialmente con otra experiencia reciente de reestructuración: la de Uruguay. El gobierno de Jorge Batlle tuvo una actitud “amigable” con los financistas que detentaban títulos uruguayos. Por el contrario, Lavagna se plantó en que los acreedores son corresponsables de la crisis, así como en su momento se le recordó al FMI.
“Debemos resolver definitivamente un problema que viene del pasado, del derrumbe de la convertibilidad”, enmarcó el jefe de Economía. “El caso argentino –continuó– es muy especial, porque los inversores y la comunidad internacional pasaron de elogiar el modelo de la convertibilidad a expresar el disgusto más extremo por sus consecuencias.” Para completar, les reprochó que “las consecuencias que algunos ven como sorpresivas” eran previsibles “por lo menos siete años antes del colapso”.
El reparto de responsabilidades fue también una forma de descalificar la opinión de los financistas, que como se esperaba resultó muy crítica. Una vez establecida esa base, Lavagna se detuvo en que el plan de reestructuración oficial es el único “realista”, porque “es lo que podemos cumplir”. “Queremos empezar a definir las formas realistas de enfrentar esta crisis, que es la consecuencia de errores de juicio durante los años ‘90 dentro de Argentina y también en el exterior”, puntualizó. Tras ello, reconoció que la oferta probablemente “no cubra todas las expectativas”, pero “la realidad está por encima de nuestras voluntades”. El Gobierno busca arrebatarles a los inversores el discurso de la racionalidad, ubicándolos a ellos en el terreno del fracaso.
Fernández avanzó por ese camino cuando respondió a las primeras reacciones de los tenedores de bonos. “Dirán que la propuesta es poco seria y nosotros decimos que es la que podemos cumplir”, afirmó. Y luego dijo que la oferta no es escandalosa, como la calificaron en Alemania, sino que “escandaloso es mentir”.
Pero una de las declaraciones más firmes fue la que pronunció Lavagna una vez culminada su exposición formal. En conferencia de prensa, resaltó que “la quita del 75 por ciento es el punto focal sobre lo que se construye el resto y no admitirá modificaciones”. Es una definición que se asemeja a la asumida ante el FMI, cuando se resolvió que el superávit primario no iría más allá del 3 por ciento del PIB.
Ese nivel de superávit, igualmente, es seis veces superior al del promedio de la década del ‘90, por lo que los acreedores no pueden acusar al Gobierno de abstenerse de imponer un durísimo ajuste fiscal. Lavagna lo subrayó, al mencionar que “la sociedad argentina ha hecho desde el 2002 y seguirá haciendo el máximo esfuerzo posible para resolver sus problemas”. “El reciente programa aprobado con el FMI así lo demuestra”, admitió. Otro gesto hacia los acreedores lo hizo Fernández, cuando aseguró que por más que el Congreso investigue la legitimidad de la deuda, el Gobierno no cambiará su propuesta en función de sus resultados. Lavagna también hizohincapié en su disertación en que el Gobierno tiene la voluntad de encontrar una solución “en conjunto” con los acreedores.

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