Vie 10.10.2003

EL PAíS • SUBNOTA

Un cierre con alegato contra el Pacto de Olivos

Por Eduardo Tagliaferro y Felipe Yapur

Hubo palos parejos. Minutos antes de la votación donde se aprobó la suspensión del juez de la Corte Eduardo Moliné O’Connor, la senadora Cristina Fernández de Kirchner no solamente destruyó los argumentos del supremo, sino que arremetió primero contra los peronistas que seducidos por el menemismo prohijaron el Pacto de Olivos y también contra los radicales que fueron la contraparte en ese “toma y daca”, como le gusta decir al presidente Néstor Kirchner, que dio vida a la actual Corte Suprema. El discurso de la santacruceña fue, además, la primera defensa encendida que ella hace del Gobierno.
“¿Qué es lo que molesta realmente? ¡Que este Presidente no fue a negociar con el partido de la oposición! ¡Sacame a éste; votame la destitución que yo te pongo uno! ¡No! ¡De cara a la sociedad, en un procedimiento inédito en la historia de la República, millones de argentinos pudieron ver, en vivo y en directo, cómo se discute a un nuevo integrante de la Corte!”, dijo la santacruceña dejando restos de su voz en el discurso. En la bancada radical había algunas miradas inquietas, pero no más que eso. Los dichos eran tan lapidarios que hablaban por sí solos.
Sus compañeros de bancada digerían en silencio las tajantes afirmaciones de la santacruceña. Sobre todo cuando se concentró en el origen de la actual conformación del máximo tribunal de Justicia. Varios de los legisladores –básicamente radicales y los menemistas Angel Pardo y Eduardo Menem– que la precedieron en el uso de la palabra insistieron en cuestionar la constitucionalidad de la potestad del cuerpo para suspender al magistrado. El argumento de base era que la Constitución reformada en 1994 no lo preveía y se llenaron la boca de referencias a la independencia de los poderes. Incluso sugirieron que había una decisión tomada desde la Rosada.
“Quiero hacer una mención, porque no soy hipócrita, nunca lo fui y hoy no pienso empezar a serlo. Se habla de la independencia de los poderes; se habla de la reforma de la Constitución de 1994. ¿Pero qué fue la reforma constitucional de 1994? ¿O alguien se olvida de lo que fue el Pacto de Olivos? ¿Alguien se olvida de que el Núcleo de Coincidencias Básicas que se conformó y la exigencia de que estuviera incluido el Consejo de la Magistratura se negoció con la renuncia de dos miembros de la Corte entre mi partido y la Unión Cívica Radical, para que esta última tuviera dos representantes en dicho Tribunal Superior? ¿De qué estamos hablando? ¿De qué historia venimos?”, prácticamente gritó en el recinto la patagónica ante la mirada absorta de sus pares del PJ.
Habían transcurrido poco minutos del jueves cuando la legisladora se concentró en Moliné y en la necesidad de suspenderlo al considerar que no estaba en condiciones de continuar en sus funciones. Dijo que su estado le imposibilitaba “conservar la independencia y equidistancia que un juez debe tener al momento de juzgar”. Allí no terminó. Recordó que el acusado se definió como “un hombre insospechado” y es por ello que es necesario revisar las facultades que se otorgó la Corte de no revelar su declaración de bienes. “¡Qué sé yo si son honestos o no si yo como ciudadana -.no ya como senadora-. no tengo el derecho que tienen todos los demás respecto de los legisladores y del Presidente de la República, de conocer la rendición de nuestros bienes. ¿En qué mundo y en qué historia estamos viviendo?”, cuestionó.
A diferencia del resto de sus discursos, esta vez la senadora hizo una encendida defensa de la gestión presidencial con respecto a la renovación de la Corte. “¿Y saben lo que estamos haciendo? ¡Este Gobierno se ha hecho cargo de lo que quería hacer la sociedad, nada más que eso! ¡No somos héroes! ¡No somos mejores que el resto! ¡Simplemente somos hombres y mujeres que nos hacemos cargo de la representación de la gente que nos havotado y de la que no nos ha votado también!”, dijo mientras algunos de sus colegas asentían aunque nadie aplaudió.
Varios fueron los legisladores que antes de la votación recordaron que para lograr la suspensión el oficialismo debía obtener los votos favorables de los dos tercios de los presentes. En esta ocasión, 39 votos. Milagrosamente la suspensión obtuvo 40 votos. El respaldo de la menemista Ada Maza fue clave. “¿Qué vas a votar?”, se escuchó en varios momentos de la noche que la bonaerense Mabel Müller le preguntaba a la riojana. Más allá del poder de convencimiento de Müller, en el PJ fueron varios los que resaltaron que el Gobierno está por anunciar la liberación de fondos para La Rioja. Fondos que son parte de una deuda del Estado nacional para con la provincia. El escaso peso del menemismo se vio disminuido por la ausencia de la salteña Sonia Escudero.

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