Los obispos católicos argentinos emitieron ayer un comunicado advirtiendo que el ALCA (Area de Libre Comercio de las Américas) “será realmente positivo en la medida en que respete la soberanía de las diversas naciones, promueva el desarrollo integral y la mejor calidad de vida de todos los pueblos signatarios”. El documento, resultante de la asamblea plenaria del Episcopado que se reunió la semana anterior en Buenos Aires, pide también “salvaguardas” para las economías más débiles, protección para los grupos vulnerables, reserva del Mercosur y solicita que se promueva “un diálogo ciudadano” en el que se puedan escuchar todas las opiniones de entidades y personas.
El tema del ALCA venía siendo trabajado en el ámbito de la Conferencia Episcopal y en septiembre pasado se hizo en Montevideo una reunión específica de la que participaron obispos de toda la región del Mercosur. En esa ocasión los obispos católicos de estos países emitieron una declaración que hacen suya ahora los obispos argentinos y en la que se señala que “la excesiva desproporción de las capacidades competitivas entre nuestros países, algunos con economías muy fuertes y desarrolladas, otros muy débiles, y el desequilibrio de intereses y poderes, podrían traer consecuencias muy graves, especialmente en relación con la identidad cultural, los puestos de trabajo y la misma subsistencia de las economías más frágiles”.
Según los obispos argentinos el ALCA, como los demás tratados internacionales, “debe fundarse en el respeto de la soberanía integral de cada nación” y “debe implementarse como un medio para consolidar en la región las estructuras democráticas y participativas”. En el mismo párrafo la jerarquía católica aprovecha para volver a instalar su visión acerca de la vida, que incluye su condena al aborto y la eutanasia, señalando que tales acuerdos deben aportar también a la “inviolabilidad de los derechos humanos, en particular el de la vida desde su concepción hasta la muerte”.
En otra parte del breve documento, de apenas dos carillas, el Episcopado sale en defensa de los “grupos vulnerables”. Recuerda entonces que para las comunidades aborígenes, colonos, pequeños productores agrícolaganaderos, pequeñas industrias, entre otros, “sería necesario establecer mecanismos de compensación”. Y agregan que “el ALCA no debe hacerse en detrimento del Mercosur y de otros organismos que promueven importantes valores, por ejemplo, el Pacto Andino, el Centroamericano, y los distintos pactos bilaterales”.
Por otra parte, los obispos católicos hacen un llamado para que se abra un amplio debate sobre el tema en todos los niveles de la sociedad. En primer lugar, sostienen, en el Congreso. “Consideramos –señala la declaración– que el Congreso Nacional debe abrir un amplio debate y seguir de cerca las negociaciones que conduce el Poder Ejecutivo, y no limitarse a aprobar o rechazar el tratado una vez firmado.”
Pero al constatar que en la sociedad existe “insuficiente información y falta de debate sobre el tema” piden que “la autoridad pública y también las instituciones surgidas para alentar el diálogo ciudadano” promuevan “un foro o mesa sobre el ALCA” que tenga por finalidad “hacer escuchar la opinión de las entidades y personas capaces de ofrecer con lealtad sus puntos de vista”. Entiende el Episcopado que “esto es indispensable y urgente a la luz de la experiencia de la deuda externa, contraída y acrecentada irresponsablemente por los gobernantes en detrimento de la sociedad”.