Dom 31.01.2016

EL PAíS • SUBNOTA

Algunos todavía, otros ya no

› Por Horacio Verbitsky

Con la flamígera melena roja sacudida por la emoción, Samantha Power recitó la estrofa final de la canción de Víctor Heredia:

Todavía cantamos, todavía pedimos,
todavía soñamos, todavía esperamos;
por un día distinto
sin apremios ni ayuno
sin temor y sin llanto,
porque vuelvan al nido
nuestros seres queridos.

Así culminó su homenaje a las Madres de Plaza de Mayo durante la última reunión del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas sobre desapariciones forzadas. Esta periodista y graduada de Harvard y Yale, ganó el Premio Pulitzer por una investigación sobre las respuestas de su país al genocidio. Fue asistente del presidente Barack Obama y directora de asuntos multilaterales y Derechos Humanos en el Consejo de Seguridad Nacional de su gobierno. Antes de ser designada como embajadora ante las Naciones Unidas, trabajó en la promoción de los derechos de la mujer y de la libertad religiosa, del colectivo LGBT, la protección de los refugiados y la campaña contra el tráfico de personas.

En la sesión del miércoles, el Consejo de Seguridad fue informado sobre la situación de los desaparecidos en México y Sri Lanka. Power narró un reciente viaje a Monterrey donde se reunió con familiares de desaparecidos, quienes le cantaron la canción que entonan al concluir sus encuentros semanales. Explicó que había sido compuesta hace décadas por un músico argentino y que “trata sobre las Madres de Plaza de Mayo, un grupo de mujeres que desde la guerra sucia manifestaron frente a la casa de gobierno para pedir respuestas sobre la desaparición de sus hijos e hijas. Aunque la canción fue escrita sobre las madres argentinas, muchas de las cuales siguen buscando a sus hijos cuatro décadas después, es muy apropiada para muchísimas familias de desaparecidos en todo el mundo. Por eso, déjenme concluir leyéndoles una estrofa de esa canción”, dijo.

La representación argentina permaneció en silencio, en cumplimiento de una directiva de la ministra Susana Malcorra. Mientras, proseguían los despidos en las áreas de derechos humanos de los ministerios de Justicia, de Seguridad y en el Banco Central. Para asistir a la Justicia en los procesos por crímenes de lesa humanidad la ministra de Seguridad designó a Pablo Noceti, abogado defensor de represores, para quien los juicios son la “legalización de una venganza”.

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