Lun 15.02.2016

EL PAíS • SUBNOTA  › MORALES RECIBIó AL OBISPO JUJEñO DESPUéS DEL ENCUENTRO EN LA ROSADA

“Mi misión es generar diálogo”

El obispo de San Salvador se comunicó con la gobernación inmediatamente después de la detención de Milagro Sala, pero recién pudo reunirse con el gobernador después de la reunión del obispo Lozano en la Presidencia.

› Por Alejandra Dandan

El gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, fue a visitar al obispo de San Salvador, César Daniel Fernández, el viernes pasado. Era el primer encuentro entre ambos desde que Morales asumió la gobernación y se produjo menos de 24 horas después del reunión de mediación realizada en La Rosada entre el jefe de Gabinete Marcos Peña, el obispo de Gualeguaychú, Gerardo Lozano, y dirigentes nacionales de la Tupac y el Movimiento Evita. Fernández había intentando abrir un canal de diálogo en la provincia, pero no pudo. En esta entrevista el obispo cuenta detalles de las gestiones, su mirada sobre la organización y habla del vínculo humano con Milagro Sala, con quien conversó de modo largo después de la muerte de su padre.

El obispado de San Salvador tiene una capilla en el barrio del Alto Comedero, sede de la Tupac donde están levantadas las casas construidas en clave comunitaria, el centro cultural, la fábrica textil y el parque acuático para los chicos de la organización. Fernández acaba de volver de Tilcara adónde decidió irse de un momento a otro después de la tormenta de los últimos días porque no lograba comunicarse con los teléfonos de los curas. En diciembre, apenas comenzó el acampe en el centro de Jujuy los integrantes de la organización fueron a verlo para pedirle que facilitara un canal de diálogo con la provincia.

Desde la Tupac explican que el obispo intentó tres veces iniciar ese canal pero no pudo encontrar una vía. Eso también lo escucharon del propio obispo Lozano, jefe de la Pastoral Social de la Iglesia cuando se reunió en Buenos Aires con treinta organizaciones y desde donde surgió el pedido para que gestione la entrevista con Peña.

–¿Es cierto entonces que Morales no lo recibía y fue a verlo después de la entrevista con Peña?

–Mire, le voy a contar cómo son las cosas –dice él, al otro lado de la línea–. Jujuy es una ciudad muy conflictiva. Ojo, también lo era con el gobierno anterior, cuando no acampa uno lo hace el otro, hay cortes de ruta y reclamos y todos vienen al Obispado a pedir una ayuda para facilitar el diálogo entre las personas involucradas. Yo he tratado siempre de generar ese nexo, de hacer los buenos oficios. Como para que me entienda, si conozco a alguien del gobierno, lo llamo a ver qué se puede hacer. Sucedió tanto con las organizaciones sociales, como con la CGT o la intersindical. La cuestión es que necesitan muchas veces alguien que los atienda. Ya lo había hecho el obispo anterior. Yo tengo buen diálogo con todos, incluso con Milagro y con ellos me reuní en diciembre porque la cuestión del diálogo estaba difícil. Así que esa es mi misión y es lo que uno puede aportar.

En el momento que vino la Tupac a verme asumía el gobernador, le digo la verdad yo no tengo su teléfono, pero conocía al ministro de gobierno y es así que lo llamé como parte de un camino político a través del cual podía hacer llegar esta inquietud al gobernador, para ver qué se podía hacer, pensando que sería bueno, pensando en la gente.

–¿Qué pasó entonces?

–Yo le dije a él lo mismo lo que le dije a Milagro. Ustedes tienen que tratar de correr la cuestiones personales por la gente, porque estaba el tema que todos conocemos del famoso escrache, pero ese tema está en la justicia. Pero mas allá de las cosas personales tenemos que mirar a la gente, le dije yo, a los que representamos y a los que nos debemos. Es por ellos. Eso fue el contacto. No es que no me quiso visitar, sino que me dijeron que estaban tratando de seguir un camino que habían prometido en las elecciones, que el camino era hablar directamente con la gente, sin los intermediarios, que es lo que ellos mismos están diciendo en los medios. Hasta aquí así ayude todo lo que pude. Con el obispo Lozano hablamos de que a lo mejor desde Buenos Aires se podía ayudar un poco más. Podía ser que sirva pero también podía ser que no, porque los jujeños a veces sienten que los porteños no entienden o no saben cómo es su realidad. Yo soy porteño, pero ellos sienten que podemos tener una visión lejana de cómo son las cosas, no comprensiva de la realidad. Lo cual es verdad, pero también es verdad que la distancia a veces ayuda, también el desapasionamiento para resolver la relación con estas organizaciones sociales que son valiosas y cumplieron un rol importante en el pasado reciente. Mi misión fue procurar un camino de entendimiento sobre todo para solucionar el problema de la gente. Otro es el tema judicial de Milagro. Si eso está o no está mal. Uno quisiera confiar en la Justicia, que la decisión de un juez es controlada y si hay un juez que está mal hay una cámara por arriba que puede revocar una decisión que no corresponde, si no, no tenemos una vida democrática sana.

–¿Entonces, por qué fue Morales y qué paso?

–Vino porque no había venido nunca a encontrarse conmigo. Estuvimos media hora, era nuestra primera conversación pero no fue por el tema de Milagro. No estuvo ese tema sobre la mesa. Nada más yo le expliqué el contexto de cómo ofició Lozano para que se concretara la reunión en Buenos Aires. Le dije que Lozano es el encargado de la Pastoral Social y como no tiene por qué saberlo, le dije que ese lugar o esa misión incluye el diálogo con todas las organizaciones sociales. Que la gente con las organizaciones le habían preguntado si podía tener el encuentro en Buenos Aires por medio de la Iglesia con el jefe de gabinete. Se lo conté como para que supiera de dónde vino el tema.

–¿Entiende que puede cambiar la relación con Milagro cuando parece que está atravesada por una cuestión personal?

–Escuchó lo que dije que además lo sabía y la cosa quedó ahí. Lo que me dice a mí no es nada nuevo. Cuál es su objetivo, es lo que dice en los medios. Yo por otro lado como Iglesia seguimos insistiendo que cuanto más conversado con la gente y dando buenas garantías, no tiene que haber problemas. Y a la vez dándole la libertad a la justicia.

–Usted sabe que de la detención de Milagro, el ex juez Eugenio Zaffaroni dijo que es un escándalo internacional. Y que Morales conformó el Superior Tribunal con ex diputados.

–Pero los jueces que están interviniendo en este momento están desde antes. No sé si tienen animosidad hacia la Milagro o de las irregularidades en el poder judicial.

–¿Conoce a Milagro? ¿Cómo ve a la organización?

–Yo conversé dos o tres veces con ella y fueron cosas a nivel humano. Por ejemplo, cuando murió su papá tuvimos una larga conversación. Siempre hago prevalecer el vínculo, me parece que tengo que ayudar al buen entendimiento. Acá hay gente que la quiere mucho por sus obras que están a la vista y gente que no la quiere como a todos. No soy quién para juzgarla, tendrá sus cosas buenas y sus errores como lo tenemos todos. Lo importante es integrarla, tomar el espíritu del bien, transparentar la obra como a mí me pasa con Cáritas porque si está sospechada no me va a poner un mango nadie. Por eso, transparencia y todo lo que pueda beneficiar a la gente.

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