EL PAíS
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El debate por la nueva política
Desde los que saludan la aparición de una nueva forma de la política, a los que diferencian escrache de agresión, pasando por los que dicen que así nació el nazismo.
Enrique Zuleta *.
“No están ni bien ni mal”
“Los escraches son una combinación de factores entre los que se destaca un clima de impotencia de parte importante de la ciudadanía para expresarse en formas orgánicas e institucionales. El modo de producción política que generan los medios, en especial la televisión favorece las formas de acción directa por la repercusión que tiene. Es más importante el escrache en un banco que un acto en un comité o unidad básica. La política se expresa en forma casi cinematográfica y la pone al alcance de cualquier ciudadano. Con el escrache no se legisla ni se administra, se canaliza una de las funciones de la política que es la expresión. El escrache es para manifestar la repulsa, no para dar un punto de vista ni un programa.
No creo que los escraches estén ni bien ni mal, son formas políticas, son un instrumento, sin embargo son fenómenos negativos porque son expresión de un fracaso de la política. La miopía de los partidos ha dejado aislados a los manifestantes, sin respuesta institucional. Una persona que vocifera en la televisión sabe que millones de personas comprenden su reclamo, pero vuelve a su casa sin saber por quién va a ser capitalizada su protesta, si por partidos conservadores o revolucionarios, ambos situados en los extremos. Si los escraches aterrorizan a la clase media, los capitalizará la derecha. En cambio si los sectores medios no se sienten amenazados, sino que conmueven y parecen hacer valer los reclamos, serán capitalizados por la izquierda. Hoy el escrache no amenaza, sino que tonifica, oxigena y agrega.
El ataque a los bancos, que es el más repudiable porque está fuera de la ley, es el más aceptado por la mayoría porque se cree que hay que dejar expresar a los ahorristas. Estas formas son negativas porque se agotan en la protesta, y en la Argentina que viene, con la elección presidencial y de gobernadores, no puede haber protesta sin propuesta. Por otro lado, los escraches de HIJOS son todo lo contrario, son de un estilo pacifista y marcan una diferencia con el escrachado. Los tipos que tiran patadas a Roberto Alemann son todo lo contrario a los militantes de estas organizaciones de derechos humanos.”
* Consultor de IBOPE.
Víctor Abramovich *.
“Un término, dos acciones”
“Los escraches son manifestaciones de bronca y tienen directa relación con el descrédito del sistema político. Muchas veces la bronca es explicable, lo que no se puede admitir de ninguna manera es la violencia. Lo mejor sería que esa bronca se transformara en acción política y no en acción contra los políticos. Hay que analizar cada caso en particular, hay algunos personajes que están amparados en derechos anticonstitucionales y son repudiados en marchas pacíficas y las protestas en lugares públicos, sobre todo con gente que tuvo o tiene vida pública. Se usa un término para dos acciones totalmente distintas, un acto de agresión física contra un dirigente político es reprochable moral, legal y políticamente, pero un acto de acción de protesta no es una acción violenta”.
* Director del Cels.
Alicia Castro *.
“Indignados con la justicia”
“Los escraches existen porque la sociedad está indignada con Justicia. La sociedad percibe que la mayoría de los integrantes de la corporación política, de la que no me siento parte, aprobaron leyes que desmantelaron el aparato productivo, y confiscaron los salarios, las jubilaciones y los ahorros. La gente está legítimamente enojada y yo celebro que sea así. Desde el 20 de diciembre estoy en la plaza, participo de manifestaciones populares, y no es cierto que no se diferencie. En mi caso, desde un lugar modesto, digo lo que pienso y hago lo que digo, nunca voté un ajuste y la gente lo distingue.
No estoy de acuerdo con la violencia, pero creo que la corporación política ha ejercido una increíble violencia sobre los ciudadanos. A la gente se le agotó la paciencia y los escraches son una forma de participación. No creo en la violencia física, creo en la resistencia y en la expresión pacífica. Sí importa a quién se dirija el escrache, es importante que se discrimine, porque las generalizaciones no sirven. Me doy cuenta de que los hechos del 20 fueron históricos y los ciudadanos le dijeron nunca más al sistema económico y a la forma de hacer política. Hay que promover que se haga justicia. Los ciudadanos tienen una lógica ira contra la corrupción. No coincido con (el Ministro de Justicia Jorge) Vanossi, quien calificó de `turba’ a los que lo silbaron, ni coincido con que (Raúl) Alfonsín sea una anciano bueno y venerable, porque fue uno de los responsables de lo que está pasando a través de sus pactos”.
* Diputada por Frente para el Cambio.
Daniel Sabsay *.
“Escrache sí, agresión no”
“Los escraches aparecen como producto de la impunidad de los poderosos del país. Esto sucede porque no se aplica un sistema justo de penas y castigos por delitos de corrupción. Sin embargo, a mí no me gustan porque son una rémora de la ley del Talión, ojo por ojo, diente por diente. El término “escrache” aparece con algunas organizaciones de derechos humanos con el fin de identificar a serios delincuentes que han quedado impunes con las leyes de Obediencia debida y Punto final y los indultos, porque significan una seria herida en el estado de derecho. Pero en estos escraches no hay agresión. Esto, en lo que ha devenido, no es escrache, sino una agresión y genera una situación de discriminación de personas que están en la política o en la función pública, independientemente de cuando estas personas estuvieron en el poder. Si soy enemigo de la tortura, jamás puedo aceptar que en nombre de la libertad de expresión se pueda llegar a la agresión. Es sumamente injusto y peligroso que se encasille a una clase, categoría o grupo de personas. Se está obviando todas las garantías de las personas, porque pareciera que el que escracha es el último de los justos y se arroga el derecho de juzgar y golpear. Una cosa son los escraches y otra distinta son las agresiones. Al que le parezca divertido que escupan a un anciano es muy fachista, y cuando le toque a un personaje del otro lado, no le va a resultar nada divertido. En una situación de violencia gana el más fuerte y en la Argentina sabemos de eso. Yo lo identifico con la derecha. La cobardía anónima de conjunto contra alguien indefenso, al que lo agarran de atrás, por más que sea alguien censurable, logra que se lo victimice. Observemos que hay banqueros presos, Rubén Santos está preso, lo que indica que ha habido un progreso. Apoyemos la acción de los jueces para fortalecer la justicia”.
* Constitucionalista.
Jesús Rodríguez *.
“Como la pena de muerte”
“Los escraches son una conjunción de dos fenómenos, el primero es la crisis económica que afecta a las condiciones de vida de un vasto contingente social, que fue agravado por el fracaso y la frustración de la Alianza. El segundo factor es la acción política muy nítida de los que creen que es posible que haya democracia sin partidos. Esto es una mala combinación de una cuota de ateísmo político, casi siempre bien intencionado, y una dosis de racismo con los políticos. Esto es como la pena de muerte, no hay una buena y una mala, es reprobable y no puede justificarse con razones de naturaleza ideológica que expresan desprecio por la opinión del otro en forma autoritaria. Los escrachantes no son turba pero son intolerantes. Puede resultar exagerado juzgar por sus dichos a un depositante estafado que no puede retirar sus ahorros, pero tan exagerado es pensar que esa es la base de la reconstrucción política. La democracia es representativa y debe haber un sistema de partidos. Pero hay que dejar cuestionar a la actual estructura política, ya que no puede haber una defensa corporativa”.
* Diputado por la UCR.
J. M. Diaz Bancalari *.
“Así nació el nazismo”
“Si los que hacen los escraches supieran cual es su origen, lo dejarían de hacer de inmediato, ya que este tipo de manifestaciones comenzaron en Alemania con el régimen hitleriano. Hay una situación justificada de insatisfacción y crisis de representatividad y se recurre a mecanismos reprobables. Nadie puede aceptar, sea quien fuere el atacado, los caminos de la violencia porque no conducen a nada, por más que haya una explicación. Hay que generar la pacificación y el reordenamiento de la sociedad. Hay mecanismos que tienden a reimplantar la participación del conjunto para corregir lo que lastima a la sociedad, eso es lo que denominamos nueva construcción. No estoy de acuerdo con el escrache porque no creo que conduzca a nada positivo. Hay que hacer acciones que tiendan a algo positivo. El sistema respetuoso y respetado es el que está en la Constitución, el sistema representativo, republicano y federal”.
* Diputado por el PJ.
Hugo Haime.
“La gente está sacada”
“Se juntan dos situaciones, por un lado la bronca generalizada de la población por lo que estamos viviendo, junto a niveles de violencia cotidianos, y por otro lado la necesidad de la gente de depositar todo en el otro, sea cualquier personaje público que esté expuesto o aquellas personas más ligadas a la vida política. Pero también se ha mezclado cierto activismo de izquierda o derecha. El fachismo empezó así. La crítica a la dirigencia es adecuada, pero la justicia por mano propia lleva a la desaparición de 30 mil personas. Los escraches muestran lafalta de fortaleza institucional de Argentina, si hay que hacer justicia por mano propia es porque no hay justicia. La gente está sacada, y lo peor que puede hacer la dirigencia política es armar un sistema de autodefensa. Hacen falta gestos claros de que hay registros de los problemas de la gente”.
* Consultor.
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