EL PAíS
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¿Hay que cambiar el plan?
- MIGUEL PEIRANO, economista de la UIA
“Imposible modificarlo”
“Técnicamente es imposible apartarse del plan presentado por la Argentina, porque flexibilizar la quita implica resignarse a transformar la situación social de fondo. Por lo tanto, la única manera de garantizar el crecimiento sostenido es no transferir más recursos al extranjero. La posición del Gobierno es correcta. Es evidente que existe una presión muy fuerte de los acreedores y de los economistas vinculados al endeudamiento de los ‘90 que están tratando de frenar el crecimiento y cambiar el plan económico para volver a instaurar la política de la década pasada. El Gobierno tiene que terminar de definir técnicamente el menú de alternativas y los plazos de los nuevos bonos de la reestructuración y no moverse de la quita. No puede modificarse el futuro económico en función de los intereses de los acreedores. Hay sectores vinculados con los acreedores que patalean por la quita del 75 por ciento, pero cuando hubo que devolver el 13 por ciento a los jubilados en bonos, nadie se rasgó las vestiduras.”
- RICARDO DELGADO, economista de Ecolatina
“Existen más cartas”
“Hay que tener en cuenta que estamos en un momento crítico de negociación y no siempre se muestran todas las cartas, pero la Argentina ha hecho una propuesta agresiva que es consistente con la realidad macroeconómica del país, básicamente la realidad fiscal. La Argentina está haciendo un esfuerzo fiscal inédito, porque nunca antes y mucho menos en los ‘90 se ha puesto de manifiesto con tanta claridad un esfuerzo fiscal como el que está haciendo el Gobierno. Existen tres elementos que se puede poner en la mesa de negociación: 1. Trabajar en el convencimiento a los acreedores del bono atado al crecimiento. 2. Si la economía crece más del 4 por ciento, el superávit va a ser mayor de lo previsto y eso genera recursos adicionales que podrían destinarse en parte a un pago de buena voluntad para los acreedores. 3. Sería bueno plantear en algún momento de la negociación, aunque no en éste, la posibilidad de emitir un bono por una parte de los intereses caídos desde diciembre del 2001, pagadero en 40 o 50 años.”
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