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El sueldo de Cacho
Más allá de su propuesta de los vigiladores, Baldomero “Cacho” Alvarez de Oliveira es un hombre siempre presto a las decisiones polémicas. A principios de año, luego de reasumir como intendente de Avellaneda en reemplazo de su adversario político, el frepasista Oscar Laborde, el popular Cacho resolvió de un decretazo la reducción del 13 por ciento de los sueldos para los agentes públicos de las categorías 11 a 18. Sólo dejó afuera de la rebaja a los funcionarios políticos designados por él y a él mismo. Cacho, un verdadero Hood Robin, decidió aumentarse a sí mismo su remuneración mensual en un simpático 100 por ciento.
De ese modo, de un solo plumazo, Cacho dejó sin efecto una medida que había dispuesto Laborde y que determinaba que el intendente no podía ganar más de 3197 pesos, la suma exacta que cobraban los funcionarios municipales mejor pagos. Cacho cobra desde entonces, febrero de 2004, la respetable suma de 6700 pesos y dicen que aspira a lograr su equiparación salarial con otros intendentes que cobran hasta 11.000 pesos mensuales. Cacho es un hombre equitativo.
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